PRI y PAN, la ideología como única respuesta (Primera de dos partes)
Está claro que tanto PRI como PAN deberán rehacerse y reinventar sus formas de hacer política partidista y pública. En ambos casos padecen una coincidencia brutal: a sus actuales dirigencias nacionales, y sus principales personeros afanados en ser protagónicos, les ganó su desmedida ambición de poder. Blanquiazules y tricolores traicionaron sus documentos básicos y pisotearon su mismísima historia fundacional, despreciando los postulados bajo los cuales nacieron y que los hicieron fuertes y necesarios.
Arribistas desideologizados y cuya única finalidad fue escalar a través de las élites de los dos partidos, sin una verdadera vocación militante y, aún peor, vinculándose con prácticas corruptas con los grupúsculos, acabaron por preparar su tumba.
Bien dice la recordada literata francesa Marguerite Duras: “Cuando se tiene cierta moral de combate, de poder, hace falta muy poco para dejarse llevar, para pasar a la embriaguez, al exceso”. Eso ocurrió con los detentadores del poder en el panismo y en el priísmo. Desde hace años esas cúpulas venían preparando su funeral electoral a través de las prácticas que, en la perversión política que diseñaron e implantaron, eso sí, con habilidad y destreza, orilló a la gente a votarlos de los espacios de poder. La población los acabó de sepultar.
Por eso ahora, PAN y PRI estarían obligados a transformarse, a volver a su esencia y replantear su quehacer político. Lamentablemente, parece que al Revolucionario Institucional, con la designación de su presidenta nacional y secretario general, Claudia Ruiz Massieu y Rubén Moreira, respectivamente, dio más un salto pa’tras si medimos las reacciones generadas entre sus bases y entre quienes públicamente culpan de su estrepitosa derrota a Enrique Peña Nieto y sus exquisitos cercanos.
A nivel Coahuila y Durango, y aún más en Torreón y Gómez Palacio, se mantiene la complacencia, el cuata chismo autoritario. Miguel Riquelme, el llamado “primer priísta del estado”, o muestra saber tejer fino y valora inteligentemente su presente como gobernador, o los descalabros lo perseguirán. Idéntica experiencia vive el PAN en las dos entidades. Ante el naufragio electoral la respuesta es la ideología.