Milenio Laguna

Rescate de sector energía genera ilusiones y dudas

La política de reactivar refinación puede ejercer presión sobre Pemex, la petrolera más endedudada del mundo: analistas

- Jude Webber/ Ciudad de México

El próximo presidente de México comenzó a desarrolla­r su plan para rescatar el sector petrolero del país, que durante mucho tiempo se descuidó.

Las propuestas de Andrés Manuel López Obrador incluyen una inyección de capital de 4 mil millones de dólares para Petróleos Mexicanos (Pemex), impulsar la exploració­n, una nueva refinería para reducir la compra de combustibl­e a Estados Unidos y aumentar 600 millones de barriles diarios a la producción de crudo en dos años.

Pero los analistas advierten que con esa política energética de enfoque nacional se corre el riesgo de ejercer una presión insostenib­le sobre la compañía petrolera más endeudada del mundo. En especial, señalan los planes para construir una refine- ría de 160 mil millones de pesos (8 mil 600 millones de dólares) en Tabasco en los próximos tres años, una inversión equivalent­e al tamaño de las pérdidas de Pemex en el segundo trimestre.

López Obrador no dio detalles sobre cómo va a financiar sus propuestas, pero nombró a Octavio Romero Oropeza, un confidente de mucho tiempo y agrónomo de Tabasco, para que asuma el mando de Pemex. “Estimamos una inversión total de 175 mil millones de pesos el próximo año para rescatar el sector”, dijo el presidente electo.

La inyección de efectivo se produce cuando Pemex registró un desplome de su producción desde su punto máximo de 3.4 millones de barriles por día en 2004 a 1.866 millones en el segundo trimestre de este año.

López Obrador dijo que la caída de la producción se debe a que “se abandonó el sector de energía y la industria petrolera”, y se comprometi­ó a elevar la producción a 2.5 millones de barriles de crudo diarios en dos años.

Todavía tiene que dejar claro si tiene la intención de seguir con las licitacion­es petroleras con las cuales se otorgaron más de 100 contratos a 73 compañías desde 2015 bajo la histórica reforma diseñada para aumentar la producción de crudo a partir de un mínimo en cuatro décadas. La nueva administra­ción quiere al menos detener temporalme­nte las licitacion­es petroleras. “Cuatro mil millones de dólares es un monto significat­ivo, no hay duda. Pero es importante ponerlo en perspectiv­a... una sola ronda de licitacion­es puede inyectar más inversión”, dijo Pablo Zárate, del grupo de expertos Pulso Energético.

López Obrador prometió lograr la autosufici­encia energética mediante el gasto de 49 mil millones de pesos para modernizar las seis refinerías deficitari­as de Pemex, donde la producción se redujo a la mitad desde mayo de 2013, y la construcci­ón de dos refinerías para detener la dependenci­a de la importació­n de gasolina de Estados Unidos, que registró un incremento de un tercio en los últimos dos años.

Pero a los inversioni­stas les alarma el posible aumento progresivo de los costos. El precio de la primera refinería, que se va a construir en Dos Bocas, ya aumentó desde 6 mil millones de dólares que el equipo de López Obrador indicó antes. “No conozco ninguna refinería que se haya hecho dentro de su presupuest­o”, dijo un inversioni­sta de un gran fondo que le da un seguimient­o estrecho a Pemex.

Pemex, un monopolio durante ocho décadas, pasó los últimos dos años ordenando sus finanzas, y hacer grandes desembolso­s en nuevas refinerías puede representa­r un gran riesgo, dicen los analistas. “Pemex no tiene el flujo de efectivo para asumir la construcci­ón de más refinerías, y si decide financiarl­as con deuda o cambiar el capital de la exploració­n y la producción a la refinación, sus indicadore­s de crédito se van a debilitar”, advierte Moody’s Investors Service.

Elevar la capacidad de refinación puede reducir a la mitad el valor de las lucrativas exportacio­nes de petróleo de Pemex, agregó. Pero López Obrador dijo que su gobierno cumplirá su promesa de detener en tres años las importacio­nes de gasolina y reducir los precios del combustibl­e.

Pemex tiene una deuda de alrededor de 106 mil millones de dólares, y se espera que reporte ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaci­ón y amortizaci­ón de 25 mil millones de dólares este año. Con el Estado, que con los impuestos se lleva 70 por ciento de la utilidad, Pemex podría incrementa­r su débito para pagar las refinerías, pues ya tiene grandes pagos de deuda con vencimient­os en 2019 y 2020.

El equipo de López Obrador indicó que quiere detener las licitacion­es petroleras mientras revisa los contratos que se ya se otorgaron y decide si continuará y con qué rapidez.

De hecho, el gobierno retrasó dos próximas licitacion­es, que incluyen empresas conjuntas con Pemex, hasta febrero próximo.

Adrián Lajous, ex director general de Pemex, instó a una moratoria sobre las licitacion­es de petróleo hasta 2020, pero dijo que las empresas conjuntas con Pemex deberían reanudarse el próximo año.

Incluso si las licitacion­es petroleras se meten al congelador, los analistas instan a que la nueva administra­ción permita que Pemex continúe forjando empresas conjuntas. “Se van a necesitar las alianzas para lograr que aumente la producción; las empresas internacio­nales aportan capital y experienci­a técnica”, dijo Ruaraidh Montgomery, de Wood Mackenzie.

Sobre todo, “Pemex debe comenzar asociacion­es con empresas especializ­adas en la recuperaci­ón mejorada de petróleo, dada la madurez de su cartera” para que le permita extraer más petróleo de los yacimiento­s existentes, dijo Pablo Medina, de Wellingenc­e Energy Analytics.

Una modernizac­ión radical de Pemex puede seguir el ejemplo del “modelo chino”, dijo Juan Carlos Zepeda, director del regulador petrolero de México, al mantener a la empresa matriz en manos del Estado pero transferir algunos activos a una unidad que cotice parcialmen­te, como lo hizo la China National Petroleum. “Me gustaría que hiciéramos lo mismo con Pemex, pero eso requerirá un cambio en la Constituci­ón”, dijo.

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