DE UN DÍA SOLEADO AL DESPLOME DE UNA AERONAVE

Luis Equihua Bracho voltea a la derecha, y rogaba que la salida de emergencia se abriera

Luis Equihua Bracho, capitalino vacacionaba en la ciudad de Durango, de un día soleado paso al desplome de una aeronave comercial.

El sol era fuerte en el momento de abordar el avión. Y las condiciones del clima se percibían óptimas para el despegue. El avión lleno. El equipaje de mano no cabía en el portaequipaje y en el momento que se hecha en reversa el avión, comenzó la lluvia.

Se sorprendió por los rápido del cambio de clima, pero conforme iban tomando la pista, las precipitación pluvial aumentaba. Hasta un aguacero.

Los protocolos de seguridad se realizaron dentro del avión.

Ya en la posición de despegue, se detiene aproximadamente un minuto, y en ese punto, Equihua Bracho alcanzaba a observar las instalaciones del avión. De súbito arranca la aeronave, suelta los frenos y en esos momentos se cierra el cielo. El final de la pista no se alcanzaba a observar.

El avión se levanta unos metros y Equihua mirando por la ventana el suelo a unos 20 metros de altura, y se siente como si el avión fuera a aterrizar. Fue una sensación ex- traña para el capitalino. Instantes después, golpea el suelo el avión un golpe secó, que destruye el tren de aterrizaje de un lado. Y se tambalea el aeromotor y el otro tren de aterrizaje se quiebra.

En ese momento el fuselaje se friccionaba con la pista y comenzaron los gritos.

No se imagina cómo es la explosión de un avión. Pero como se encontraba a 6 fila del timonel del equipo, se levantaron cuando el humo entró al sector de los pasajeros.

Equihua voltea a la derecha, y rogaba que la salida de emergencia se abriera. Una ráfaga de luz, que fue el anuncio que la puerta estaba abierta. La gente caminaba a la punta del avión, pero la salida se encontraba detrás suyo. Llamó a los pasajeros y atendieron, y la evacuación fue rápido.

Al salir el golpe a turbosina quemada. Y el calor del fuego en el ambiente. Equihua escuchaba a la aeromoza gritar hasta que su voz se extinguía. Fuera de la nave, corrieron por los madrigales las personas que salieron por la misma puerta de emergencia. Ya en una zona con montículos se detuvieron.