Oscar Hernández
El “Dolorismo” fue descrito por primera vez en una novela de guerra y combates; su autor Georges Duhamel la tituló La Possession du monde. Pero en 1937 un periodista, Julian Teppe, quien le dio mayor difusión en su manifiesto sobre el dolorismo, hizo una exaltación y apología del dolor; una crítica para todos aquellos preocupados por la figura física y elplacer; todos ellos son sembradores del bienestar; tratan de abolir el dolor a toda costa; el periodista asegura que la experiencia del dolor enriquece al hombre, que hay que estar preparado para sufrirlo y padecerlo: “Siento Dolor, luego, existo”.
Esta postura dolorista casi se convierte en una ideología dentro de los escritores e intelectuales de la época; por ahí desfilaron Rimbaud, Gide y Valery.
Pero son los poetas los que tienen un gusto muy particular por el dolor deliberado y heroico. Y qué decir de la relación entre el dolor y el genio; Hemingway en las Nieves del Lilimanjaro describe a un protagonista en que su creación ha mermado en el momento en que sus necesidades físicas han sido satisfechas. Hemingway le escribe una carta a Scott Fitzgerald: Hay que sufrir mucho para poder escribir. Eso si, cuando sufras como un perro, aprovecha el sufrimiento.
No hagas trampas; descríbelo con precisión científica. Todo resulta muy seductor mientras no se padece de dolor; pero es muy difícil pensar en un poeta o escritor escribiendo una Gran Obra mientras se sufre de un cólico renal, o una apendicitis o una fractura de fémur. Peor aun, nadie imagina a una poetiza narrando su autobiografía en pleno trabajo de parto.
En fin, la visión romántica del dolor es fascinante; pero contrasta con la percepción de los enfermos que vemos todos los días en los hospitales; ellos se quejan, gritan y maldicen a médicos y enfermeras porque no logran mitigar sus dolores. Para los pacientes la vida solo vale la pena vivirla sin dolor, es decir: “Sin Dolor Existo”. PRINTED AND DISTRIBUTED BY PRESSREADER