Milenio Laguna

Brilla Susana Zabaleta con su versatilid­ad

Ofreció un emotivo recital en la Sala Nezahualco­yotl, donde le puso su estilo a ópera, música romántica, y popular

- Libertad Ampudia/ México

Una vez más, Susana Zabaleta demostró su versatilid­ad al interpreta­r temas que han marcado su trayectori­a y que pasan por autores como Mozart, Armando Manzanero, Consuelo Velázquez, Julieta Venegas y hasta la Maldita Vecindad; esto durante una emotiva introspecc­ión musical en la Sala Nezahualcó­yotl, en donde pidió al próximo gobierno atender a la cultura. “Este mensaje va para ti, Andrés Manuel, ojalá gracias a tu esposa entiendas que el pueblo vive del arte, que solo el arte existe y solo el arte se queda”, dijo al subrayar que si los jóvenes se van de México es por el poco presupuest­o a las artes.

La cantante entró al escenario entre un caluroso aplauso, para entonar “Dos días en la vida” de Jarabe de Palo; arriba la esperaba una decena de músicos, con quienes dio inicio a su concierto AdentroLaZ­abaleta. “En mi último viaje me dediqué a buscar piedras en la playa; me di cuenta que las piedras están hechas de todo lo que pasa a su alrededor, de un poquito de arena, de agua y de mucho tiempo; pensé que todos somos como piedras”, contó.

Y añadió: “Yo soy como esas piedras, gracias a estos (sus músicos), a ellos que me han enseñado que todos cabemos en este mundo de la música, porque somos parte de una armonía; por eso este concierto está dedicado a ellos, que han estado conmigo desde un congal hasta Japón y Bellas Artes”.

Entre canción y canción, presentó a cada músico, que agradecía con un solo; el público movía la cabeza o los hombros, aunque acostumbra­dos a estar en un espacio cultural mantenía el recato. La velada siguió con el sensual ritmo de “Veneno”, “La tirana”, “Matemática de la carne” y “No soy así”, acompañadA­S del juego de las luces cálidas y un amable mensaje: “La amistad es una dulce responsabi­lidad”.

Uno de los clásicos que más gustó fue “Kumbala” de Maldita Vecindad, pues diversas generacion­es lo entonaron suavemente y se llevó las primeras ovaciones.

Luego, bajó del escenario hacia una pequeña banca colocada al lado de las escaleras; ahí interpretó “Uno”, tema que Julieta Venegas escribió para ella.

En seguida, hizo un homenaje a dos mujeres que han sido grandes maestras en su vida: Liliana Felipe y Jesusa Rodríguez; con los temas “A nadie”, “Pero no te extraño”, “Y si la historia” y “Mala”.

No podía quedar fuera uno de sus géneros preferidos: la ópera; pero antes era necesario un cambio, de un vestido entallado a uno largo y acorde con la época. Así, sin zapatos ni micrófono, entonó “Las bodas de Fígaro” de Mozart para deleite de los espectador­es, en especial los mayores, que se dejaron llevar por la voz de la soprano.

Hacia el fi nal rescató grandes clásicos, como “Contigo aprendí” de Manzanero y “Bésame mucho” de Consuelo Velázquez; para muchos fue inevitable no corearlas y sentir un mar de emociones, por lo que la despidiero­n con una lluvia de aplausos.

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ALFONSO MANZANO Derrochó calidad interpreta­tiva. Estuvo acompañada de sus músicos en un ambiente muy cordial.
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