EN VILO, POLÍTICOS Y EMPRESARIOS POR RED DE SOBORNOS
Analistas argentinos hablan de un LavaJato local, en alusión al masivo entramado de corruptelas en Brasil
Unos inocentes cuadernos tienen a la Argentina y a sus empresarios en vilo. En las páginas de esos ocho cuadernos, Óscar Centeno, el chofer de un alto funcionario del anterior gobierno encabezado por Cristina Fernández de Kirchner ( 2007-2017), escribió un diario que ha destapado una presunta red de sobornos destinada a recaudar decenas de millones de dólares a cambio de la concesión de obras públicas.
El escándalo salpica incluso al actual presidente, Mauricio Macri, ya que su primo Ángelo Calcaterra, al frente del conglomerado empresarial familiar, aceptó estar involucrado en la trama aunque ha cambiado la cárcel por la figura del “arrepentido”.
En Argentina ya se habla de otro “LavaJato” (“lavadero de coches”), en alusión al escándalo de corrupción en Brasil que de la mano del juez Sérgio Moro llevó a prisión al ex presidente izquierdista Lula da Silva (2003-2010), junto a más de medio centenar de políticos y empresarios ligados a la empresa Odebrecht, la mayor constructora de América Latina, la paraestatal Petrobras y el Partido de los Trabajadores (PT) lulista. Tras años de investigación, Moro descubrió que empresas constructoras pagaban sobreprecios a cambio de jugosos contratos con Petrobras y que el dinero ilícito financió al entonces gobernante PT de Lula y a otros grupos políticos.
Y mientras que en Brasil los implicados pactaron “acuerdos de declaración” (delaciones) a cambio de reducir las penas, en Argentina la figura del “arrepenti- do” les permitirá eludir la cárcel.
Los “bolsos con dinero K” fueron un mito urbano que acompañó al gobierno de Néstor Kirchner (20032007) y de Cristina Fernández hoy viuda de Kirchner durante buena parte de su gestión. Pero en la madrugada del 13 de julio de 2016, seis meses después de asumido Mauricio Macri, el ex secretario de Obras Públicas de los Kirchner, José López fue atrapado in fraganti mientras enterraba nueve millones de dólares en el predio de un convento, en las afueras de Buenos Aires. Se supo entonces que el mito no era tal.
Desde hace una semana, cuando estalló el caso, de la docena de detenidos -políticos y empresariosel de mayor rango es el patrón de Centeno, Roberto Baratta, a su vez ex mano derecha de Julio De Vido, una figura clave ya que durante 12 años tuvo en sus manos toda la obra pública de los Kirchner.
También hay órdenes de captura contra Carlos Wagner, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción y de la firma Esuco; Juan Goycochea, de la firma Isolux; Francisco Valenti, director de Industrias Pescarmona y Oscar Thomas, del directorio de la poderosa hidroeléctrica Yacyretá.
Como Moro en Brasil, el juez Claudio Bonadio está dispuesto a llegar a la cima del iceberg y ya citó a declarar a todos los personajes que Centeno nombró alguna vez en sus cuadernos.
Por lo pronto, el 13 de agosto deben presentarse De Vido, la hoy senadora Cristina Fernández, su ex jefe de gabinete Juan Manuel Aval Medina y el ex jefe de los servicios de Inteligencia, Oscar Parrilli. m