Riendo en los funerales
o siento, pero me fue imposible no escribir también de lo que me provoca el estreno de Lacasa de las flores en Netflix por una sencilla razón, es nostalgia de alto impacto que a la vez reconoce qué tanto los tiempos han cambiado.
Dejaré la crítica de la serie al experto, Álvaro Cueva. Yo solamente les diré que me ha divertido horrores y que llegó en el momento perfecto. Y que además lo hizo con un remolino de personajes y situaciones que si me las hubieran contado cuando era niña, jamás las habría creído posibles.
En entrevista, Manolo Caro (escritor y director) confesó que él se ha soltado a reír en funerales. Yo le dije que entendía, y que mis ataques de carcajadas más incontrolables se han dado precisamente en esas situaciones. Verónica Castro nos ganó a los dos con un perfecto, “por eso yo no voy a funerales”.
Esta es una serie que en efecto une a dos mundos y aunque la gente de mi generación ha vivido en cierta forma los dos, muchos descubrirán el tamaño de carisma que tiene Verónica Castro, pero mucho más importante, el auténtico adorable sentido del humor que tiene.
Creo que la explicación perfecta la dio Verónica y no solo tiene que ver con lo que esta serie hace a propósito, que es generar humor a través del exceso de melodrama, “el pasito ese del drama, si te pasas un poquito más acabas en comedia”. Y, sin la menor duda, eso ha pasado, sin querer, en nuestra televisión por décadas. El reconocer el fenómeno, tomar a la más grande estrella del género para que lo haga suyo y presentarlo de manera tan cínica y frontal lo convierte en objeto de reflexión.
Así que con las herramientas de los vicios histriónicos del pasado y los verdaderos dramas virtuales que vivimos cada uno en nuestro propio capullito virtual en las redes estos días, no hay secreto que esté a salvo.
Muchas de las cosas más inverosímiles de la serie yo las reconocí en gente muy cercana.
Maldita sea, pienso mientras me estoy riendo sola, las reconozco en mí. Ya ustedes dirán cuando la vean. Me parece que es una de esas creaciones que puede ser leída a muchos niveles. Y de la misma manera, como le pasa a los personajes, entre más nos veamos reflejados más querremos rediseñar nuestra presentación ante la sociedad.
Llevo ya un rato de conocer a Manolo Caro y de ser amiga de su hermano Óscar y debo decir que el sentido del humor de esa familia es nuclear. Y no cualquiera está invitado cuando se quieren poner muy rudos, pero así como en La casa de las flores, cuando trabajan para el público las puertas están totalmente abiertas, y el que entendió, entendió.
Creo que aquí gente en el mundo entero va a entender. Ya está arriba, cuéntenme como les fue con ella.