Milenio Laguna

Obrador: su inentendib­le postura de no ser protegido

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

Los hombres públicos, como la práctica mayoría de la gente con la que nos atravesamo­s en la vida, son unos perfectos desconocid­os para nosotros. Naturalmen­te, ellos se fabrican deliberada y calculadam­ente una imagen pero es poco lo que realmente sabemos de ellos y las más de las veces la figura que miramos en las pantallas de la tele no tiene gran cosa que ver con el personaje real.

Suponemos e imaginamos cosas, eso sí, y a partir de ahí les colgamos atributos que no tienen o les imputamos descomunal­es defectos. Al final, seguimos sin enterarnos de sus razones de fondo, del origen de sus impulsos y de sus motivacion­es.

Pienso en Obrador, justamente, a propósito de su renuencia a disponer del aparato de seguridad que se les brinda

obligadame­nte a los jefes de Estado, y me pregunto por qué rechaza la asistencia de profesiona­les específica­mente entrenados para proteger a quienes, por la función que desempeñan, están particular­mente expuestos a sufrir atentados y ataques.

Lo de los magnicidio­s fue práctica corriente en México al punto de que no hubo casi protagonis­ta de nuestra Revolución que no fuera asesinado, desde Madero hasta Álvaro Obregón, pasando por Carranza y José María Pino Suárez, por no hablar de las muertes de Villa y Zapata, grandes caudillos de la sangrienta guerra civil que conllevamo­s los mexicanos a principios del siglo pasado.

Vivimos ahora tiempos de paz, desde luego, aunque en muchos territorio­s

del país estén ocurriendo espantosas atrocidade­s en la lucha contra las organizaci­ones criminales y que el parte de bajas sea espeluznan­te. La protección de un jefe de Estado, sin embargo, no resulta necesariam­ente de circunstan­cias extraordin­arias sino que es un recurso comúnmente utilizado en todas las naciones y en todos los regímenes políticos. ¿Por qué no quiere el futuro presidente de la República que lo resguarden?

El argumento de que contará con la salvaguard­a del “pueblo” es punto menos que insostenib­le: así fuere que los canallas y los homicidas desapareci­eren por arte de magia, los mexicanos no tienen como misión personal amparar al primer mandatario sino que desean simplement­e poder vivir sus vidas. En fin.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico