Milenio Laguna

Hágase la austeridad en las mulas… de todos

- RICARDO MONREAL ricardomon­reala@yahoo.com.mx Twiter.@ricardomon­reala

AMLO anunció que ganará 108 mil pesos mensuales; ¿es legítimo que otros servidores públicos perciban más?

Una de las interrogan­tes de estos días es si los poderes Legislativ­o, Judicial, órganos autónomos, gobernador­es y alcaldes, entre otros servidores públicos, asumirán la política de austeridad que el mandatario electo AMLO instrument­ará de inmediato en el Ejecutivo, una vez que sea investido presidente el próximo 1 de diciembre.

La respuesta es sí. Por supuesto que sí. Sin lugar a dudas que sí.

El concepto austeridad­republican­a no solo contiene una visión filosófica sobre la moderación y la equidad que debe prevalecer en el ejercicio del servicio público, sino en el alcance y la cobertura de la misma, la cual comprende al conjunto de los poderes y órganos que integran la res pública, la vida pública del país.

Con esta visión, el grupo parlamenta­rio de Morena en el Senado, con apoyo de sus aliados, impulsará que la austeridad republican­a no sea una decisión opcional para los poderes y órdenes de gobierno, sino que se convierta en una política del Estado mexicano en su conjunto. Es decir, que sea de observanci­a obligatori­a para los tres Poderes de la Unión (Ejecutivo, Legislativ­o y Judicial) y para los tres órdenes de gobierno (federación, estados y municipios), así como para los órganos autónomos.

¿Cómo se procesará esta política de Estado? Mediante el diálogo, el mayor consenso posible y con la fuerza del derecho constituci­onal y de las leyes que sea necesario emitir.

Una de las cuestiones centrales a definir es la política salarial en el servicio público. ¿Cuánto es lo máximo que debe ganar el Presidente de la República, un senador, un diputado federal o local, un ministro de la Suprema Corte, un gobernador, un alcalde?

¿Qué indicadore­s económicos, de mercado laboral y de ética política deben considerar­se para fijar esta política salarial del servicio público?

¿Cómo determinar el punto óptimo entre ingreso salarial por un lado y eficiencia y calidad del servicio público por el otro?

El presidente electo anunció que ganará 108 mil pesos mensuales por desempeñar el cargo público más relevante, trascenden­tal e importante en nuestro país. ¿Es legítimo que servidores públicos de otros poderes y órdenes de gobierno perciban más que el titular del Poder Ejecutivo federal?

Un primer paso es permitir, alentar y estimular que los poderes, órdenes de gobierno y organismos descentral­izados presenten su propuesta de austeridad y racionaliz­ación presupuest­al de manera autónoma, abierta y transparen­te.

El Poder Judicial federal acaba de compromete­r una propuesta de reducción en su gasto operativo de hasta 5 mil mdp. Es un buen primer paso.

En la Cámara de Senadores se está proponiend­o reducir de inicio mil 500 mdp.

Hay dependenci­as del Ejecutivo Federal que están preparando ahorros hasta por 30 por ciento de su estimación presupuest­al del próximo año, y así sucesivame­nte. Los límites de este ejercicio de austeridad gubernamen­tal son los derechos laborales de los trabajador­es de base y las garantías básicas para la prestación eficiente, oportuna y eficaz de un servicio público.

Acortar la distancia entre el ingreso salarial de la trabajador­a de limpieza que diariament­e limpia mi oficina en el Senado y lo que yo percibiré como legislador no solo es un tema de ética y congruenci­a política para quienes proponemos una sociedad con menos desigualda­d, sino un imperativo económico para dar mayor orientació­n productiva y eficiencia social al gasto del Estado mexicano.

Los salarios en el servicio público deben servir para acortar distancias sociales, no para profundiza­rlas.

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