La guerra que (insisto) se le viene a AMLO...
En lo que va de 2018 (hasta julio de este año), la cantidad de homicidios dolosos ya es peor a la que hubo en el mismo periodo de 2017. En los primeros siete meses de este año se produjo un crecimiento de 17 por ciento en los asesinatos respecto al mismo periodo del año pasado: hubo 16 mil 339 ejecuciones, contra 13 mil 332 contabilizadas en 2017, de acuerdo con lo que publicó mi compañera reportera Lorena López el miércoles pasado.
En 2017 ya habíamos tenido el peor registro desde que se empezaron a hacer estos conteos, así que este año será el más violento del que se tenga memoria.
¿Qué está sucediendo? Lo que se preveía: los cárteles se pelean cada vez con más virulencia la siembra, producción y trasiego de drogas y sus precursores. También se disputan la importación de estupefacientes, como la cocaína. Y compiten por la exportación de todos esos productos hacia el gran mercado consumidor, Estados Unidos.
Adicionalmente se disputan, igualmente cada vez de forma más violenta, el mercado interno, las plazas donde se consumen drogas, municipios que son más y más cada año que pasa. Sí, cada vez hay más consumidores en nuestro país, y por eso la agresividad de los criminales para ganar cada ciudad, cada colonia, cada esquina, como ya ocurre en Ciudad de México.
Simultáneamente a las encarnizadas batallas que existen por las drogas, se perpetran otras escaramuzas que conciernen a las peleas por negocios paralelos, como la extorsión y el secuestro.
El baño de sangre no cesará pronto. Es demasiado el volumen de recursos que está en juego, son demasiados los jóvenes que están involucrados en las diferentes áreas de las cadenas de producción y distribución de drogas, y son demasiadas las bandas que ya están insertas en cobros de piso y plagios. Entiéndase bien: en la mismísimas calles de Ciudad de México hay sangrientas pugnas por prevalecer en el mercado de las drogas; en las mismísimas colonias de nuestra capital se expande el fenónemo de las extorsiones a toda clase de negocios. Sí, sucede en la Roma y en la Condesa, sí, ya agobia a Polanco.
Y si pasa en CdMx, con la cantidad de fuerzas policiales que hay, imagine usted lo que padecen en otras entidades. Las bases sociales del narco y sus criminales difícilmente dejarán sus redituables business. Están asimilados entre nosotros por todos lados.
Asumo que ya le habrán reportado al Presidente electo lo que está sucediendo en el país. Asumo que Alfonso Durazo, futuro secretario de Seguridad, ya estará enterado. Asumo que los actuales secretarios de la Defensa y Marina le detallarán lo que pasa a Andrés Manuel López Obrador. Asumo entonces que el político será consciente de la guerra que se le viene, como ya he expuesto en otras columnas, esa misma que fue de Felipe Calderón, luego de Enrique Peña Nieto.
Y ya habrá escuchado los sentidos, los intensos reclamos en los foros a los que convocó: ni perdón ni olvido, exigen todos. Y esos todos son todos contra todos...