Murió Carilda Oliver Labra, “la mejor sonetista de AL”
Amiga de Fidel Castro, Hemingway, Alberti, Lezama Lima, Nicolás Guillén y Fina García
La intelectual cubana Carilda Oliver Labra, considerada por la crítica “una de las más sobresalientes poetisas de Cuba e Hispanoamérica”, falleció la madrugada de este miércoles en la ciudad de Matanzas, a los 96 años, se informó en La Habana.
El parte oficial no dio más detalles sobre el deceso de esta escritora, Premio Nacional de Literatura, con más de 40 libros en su haber, traducidos al inglés, francés, alemán y búlgaro, y amiga, entre otros afamados, del escritor estadunidense Ernest Hemingway.
Carilda Oliver Labra es la creadora del célebre soneto “Me desordeno, amor, me desordeno” (1924) y fue pionera en recrear el erotismo a través de la poesía, en momentos en que ese ejercicio era mal visto por las jerarquías religiosa y política del país en aquella época.
Oliver Labra era popularmente conocida como “la novia de Matanzas”, se graduó en Derecho en la Universidad de La Habana y trabajó como maestra de escultura, pintura e inglés, pero hizo de la poesía su pasión.
Su libro Al sur de mi garganta (1950) le valió el Premio Nacional de Poesía y sus poemas están incluidos en las antologías como Cincuenta años de poesía cubana yen Las mejores poesías de amorcubanas, compiladas por Cintio Vitier y la Editorial Laurel, respectivamente. En 1987 recibió la Distinción por la Cultura Nacional y en marzo pasado el Premio Excelencias por la fecundidad de su obra, en la que resaltan los libros Calzada de Tirry81 (1987), Seme ha perdido un hombre (1992) y la Biografía lírica de sor Juana Inés delaCruz (1998).
La poeta figuró además entre los primeros intelectuales cubanos que se vincularon a Fidel Castro, desde la revolución armada en Cuba y después del triunfo de esas guerrillas en 1959; se mantuvo en contacto con él, quien solía llamarla por teléfono todos los días de su cumpleaños.
Su obra de poesía lírica, épica y erótica ha sido publicada en México, Colombia, España, Estados Unidos, Alemania y Cuba, entre otros países.
Oliver Labra alternó con figuras de la talla de Hemingway, a quien entregó las llaves de la ciudad de Matanzas, el poeta español Rafael Alberti y la poeta chilena Gabriela Mistral, quien la consideró “la mejor sonetista de América”.
Sus amigos y colegas cubanos fueron Nicolás Guillén, José Lezama Lima, Dulce María Loynaz, y Fina García Marruz.
Su cadáver será cremado y velado en su casa de Tirry 81, en Matanzas.