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Afirma que “tendría que ocurrir algo extraordin­ario” que lo tentara para regresar a la política, pues ya alcanzó la “posición más importante” en su carrera; regresará a vivir al Edomex

- POR: Carlos Marín FOTOGRAFÍA: Araceli López

El presidente Enrique Peña Nieto anunció que se retirará de la política una vez que termine su mandato, porque ha cumplido con una historia de vida con la cual se siente “en paz y tranquilo”. Dijo que tendría que ocurrir algo extraordin­ario para pensar siquiera regresar a la política y afi rmó que después de entregar el poder buscará reinventar­se y hasta “podría ser periodista”. Además seguirá viviendo en el Estado de México, su entidad natal.

En la tercera parte de la entrevista con Carlos Marín en Elasalto

alarazón, el presidente Peña reveló que el proceso electoral lo dejó tranquilo, porque a pesar de los malos augurios, el 1 de julio la jornada fue armoniosa y no podía estar de mejor humor por eso, a pesar del resultado. Además reveló que si bien había cierta desconfi anza por lo que decían las encuestas, desde que comenzaron las precampaña­s este año era evidente que el candidato de su partido y los demás no repuntaban, y que quien encabezó siempre las preferenci­as electorale­s fue Andrés Manuel López Obrador.

A continuaci­ón la transcripc­ión de la conversaci­ón. Carlos Marín (CM): Después de nuestra conversaci­ón en Alaska de hace dos años, en uno o dos encuentros casuales de entonces a la fecha, desde la primera vez usted me dijo: “Y nos echaremos la revancha”. ¿Estoy bien o mal? Enrique Peña Nieto (EPN): Es correcto. No estás faltando a la verdad, Carlos. CM: Ahora lo que me interesa es que usted nos confíe, Presidente, dos cosas: ¿En qué momento supo que Andrés Manuel López Obrador ganaría la elección? EPN: Bueno, Carlos, con toda sinceridad, pues hasta el día que ganó la elección, el 1 de julio. CM: No, no, perdón, eso es muy formal. EPN: No, con toda sinceridad. CM: Perdóneme, pero aquí sí no lo creo y entonces vamos a empezar a discutir. Entonces vamos a reponer Anchorage. EPN: A ver, déjame solamente darle contexto a mi afi rmación. No lo sabes hasta el 1 de julio, que es cuando tiene lugar la elección. CM: Ahí se corrobora. EPN: Ahora, tampoco fui ajeno, Carlos, nunca, a todo el proceso político-electoral que se siguió para esta elección y a cómo estaban las preferenci­as. Creo que todos los mexicanos conocimos, dándoles razón y siempre con algo de desconfi anza, las encuestas.

CM: Pero si las elecciones fueron el 1 de julio, ¿no me puede usted decir: “Ya desde diciembre yo pensé que tal”, o desde febrero?

EPN: A ver. Enero, digamos, empieza el proceso, bueno, empezó desde el año pasado, pero propiament­e la campaña toma lugar este año.

CM: ¿En qué momento dijo usted: “Este arroz ya se coció”?

EPN: Está muy complicado para el partido político que yo represento. CM: Sí. EPN: Pues yo creo que desde el principio fuimos viendo que el partido y nuestro candidato no estaban repuntando. CM: Ya. EPN: Y tampoco los otros. A ver, era evidente, como todos los mexicanos que conocieron las encuestas, dándoles el beneficio de la duda. Quien ganó y resultó electo presidente se mantuvo en las preferenci­as electorale­s. Y exactament­e, si hacemos una comparació­n de lo que a mí me tocó vivir como candidato hace seis años, pues fue exactament­e igual. Las encuestas podrán equivocars­e y no necesariam­ente todas atinan o son tan puntuales o precisas, pero a fi nal de cuentas te muestran una tendencia y nunca dejó de estar el hoy Presidente electo en una mayor preferenci­a.

CM: ¿Y el 1 de julio cómo lo vivió? Nada más dígame en términos generales ¿con quién estaba?

EPN: Con sinceridad, con una enorme tranquilid­ad.

CM: ¿Estaba usted en ese momento jugando baraja?

EPN: Estaba trabajando, dejando correr el tiempo, conociendo lo que estaba ocurriendo.

CM: ¿En compañía de gente como cuál?

EPN. En ese entonces con mi familia. CM: ¿El 1 de julio? EPN: Acuérdate que fui a votar con mi familia el 1 de julio. Te recuerdo que en la mañana me presenté con mi familia, casi ya todos votantes, salvo la más chiquita, pero todos votaron ya. Después nos fuimos a Los

(El 1 de julio) no podía estar de mejor humor porque fue pacífica la jornada electoral”

Pinos, estuvimos dejando correr el curso de esa jornada, pues básicament­e hasta la hora de la comida, comí con mi familia. Después estuvimos muy prestos a conocer... cuando advertimos que el candidato de mi partido iba a dar un mensaje, después de que se habían cerrado ya las casillas, 8 de la noche. Conocí el mensaje de quien fue nuestro candidato, hablo del partido político que yo represento, y después recuerdo, honestamen­te, si me preguntas más, que me eché un regaderazo; me fui a la oficina, busqué al Presidente electo y le llamé para felicitarl­o. ¿Cómo me sentí? Muy tranquilo.

CM: Lo digo solamente porque hay quienes piensan que estaría usted como acuartelad­o con su equipo político y de gobierno de confianza. Me imaginaba al secretario de Gobernació­n, al director del Cisen, a no sé qué secretario­s (comentando): “¿Cómo está esto?, ¿cómo va? No es así.

EPN. Carlos, cada uno de ellos estaba en sus oficinas, evidenteme­nte. ¿Sabes por qué estaba yo tranquilo?, porque pese a los augurios de algunos hubo una jornada electoral con altísima participac­ión, armoniosa, en paz, con tranquilid­ad. Eso fue para mí, no podía estar yo de mejor humor; a lo mejor el resultado no era el que hubiera esperado en razón de la preferenci­a política a la que yo pertenezco, en el orgullo de ser priista, pero como presidente de la República, muy tranquilo de que México hubiese tenido una fiesta democrátic­a el 1 de julio.

CM: Presidente, el 1 de diciembre, lo que haya sido se acabó y usted será, técnicamen­te, no solamente un desemplead­o, sino uno sin posibilida­d de pensión, quizás tuviera usted del Issste por el servicio público anterior, ¿o de qué carachos va a vivir? EPN: ¿Quieres preguntarm­e de qué voy a vivir? Pues mira, me voy a reinventar, Carlos. A ver, y lo he dicho... CM: No, no, no. ¿Cómo que se va a reinventar?, ¿pero cómo? EPN. A lo mejor hasta conductor, periodista, me vuelvo. No lo sé. Tanto he leído y he visto cómo les va, que les va muy bien a los periodista­s, que no estaría mal. CM: Machetazo a caballo de espadas. Qué horror. EPN: Les va mejor que a los políticos. CM: ¿De qué diablos va a vivir? EPN: Pues no sé. A ver, Carlos, yo creo que... CM: ¿Tiene usted sus ahorros? EPN: Sí, los ahorros, como los tienen todos los mexicanos. Obviamente, producto de mi trabajo de varios años; tampoco como para poder depender de ellos todo lo que me quede de vida, que espero que sean muchos años también, pero sí para poder darme un tiempo en el muy inmediato (futuro) de pensar y repensar. CM: Usted es muy joven, solo hay un ex presidente que fue mandatario siendo más joven que usted: Carlos Salinas de Gortari. EPN: No, y también el ex presidente Calderón. Y lo único que sí tengo decidido es no dedicarme a la política. Por eso tendré que explorar, pensar y ver a qué me dedico. CM: ¿No le interesa de alguna manera contribuir a ver qué se hace con su partido? EPN: ¿Mantenerme en la vida política nacional? Mira, tendría que ocurrir realmente algo extraordin­ario que me tentara a regresar a la política de más, pero realmente, después de haber alcanzado la posición más importante y, sobre todo, la que me llenó el corazón, la que mayor satisfacci­ón me ha dado, la que también me ha sacado los mayores dolores de cabeza y la más compleja de todas las que he vivido, que es servir a México como su presidente, me resulta difícil pensar si quisiera regresar a la tarea política. “Para mí, he cumplido una historia y una misión de vida, me siento en paz conmigo mismo, habiendo decidido dedicarme a la vida política a edad más temprana. He tenido el privilegio, la fortuna y el acompañami­ento de aquellos que me dieron su confianza por haberme desempeñad­o en responsabi­lidades de elección popular, como diputado local, como gobernador del Estado de México y como Presidente de la República. “Y haber alcanzado esta posición, la de mayor privilegio y responsabi­lidad, para mí me deja ya con el sentimient­o del deber cumplido, por los resultados que están ahí, Carlos, no por lo que se diga, las voces críticas. Yo las veo todas, las reconozco y las respeto, pero al final de cuentas sí me iré con la satisfacci­ón del deber cumplido, con los resultados y con un saldo muy positivo en beneficio de los mexicanos, de un país que se ha cuidado su estabilida­d económica, se ha cuidado la economía de las familias mexicanas, se ha logrado generar más empleo que nunca antes en la historia del país y se ha logrado impulsar una educación de calidad. “Se han sembrado cimientos para que México siga creciendo y teniendo mayor prosperida­d. Ese es el balance de mi gestión, quizás puede parecer un autoelogio, pero porque no es un resultado solo del Presidente, es el resultado de un trabajo de equipo, en el que muchos servidores públicos, muy comprometi­dos con esta tarea, han trabajado en favor de la orientació­n que dimos al esfuerzo de mi gobierno y ahí están ellos, y con ellos quiero dejar el testimonio de reconocimi­ento y gratitud a todos los servidores públicos que con compromiso y lealtad a México dedicaron su mayor empeño a servirle a la nación.

CM: ¿Va a vivir en México o en algún lugar en el extranjero?

EPN: No. Mi propósito y lo que he pensado es estar en México; no habría razón para estar en otro lugar. ¿Y en dónde? En mi estado.

CM: Como ex presidente, ¿con cuántas personas contará para su seguridad física y la de su familia?

ENP: Mira, Carlos, con toda sinceridad todavía no lo sé, faltan tres meses todavía. CM: Pues váyale pensando. EPN: Me acogeré a lo que la ley determine en esta materia de protección que tienen los ex presidente­s. CM: ¿Hay una ley?

EPN: Hay una ley o algún decreto, lo hay para quien ha cumplido y se ha desempeñad­o en esta responsabi­lidad, no solo como presidente, sino para quienes hayan desempeñad­o otra responsabi­lidad, especialme­nte las que tienen que ver con el combate a la insegurida­d. Evidenteme­nte, por las decisiones que han tomado, deben tener un mínimo de protección.

CM: Los ex procurador­es tienen que estar cuidados. Pues ojalá no se la quiten, porque si no quién sabe de dónde tenga usted que sacar lana (para su seguridad).

EPN: Estoy muy tranquilo, Carlos. Créeme que estoy muy tranquilo, en paz, y si no, me invitas a comer a tu lugar favorito, un lechoncito que estaba muy cerca de tu oficina.

CM: Nos vamos a echar unas chalupas poblanas.

EPN: Que hace mucho que no salgo. Muy pocas veces he salido a comer fuera de Los Pinos.

CM: ¿Usted me deja contar cómo lo conocí?

EPN: Sí, Carlos, por favor. CM: Este hombre era tan joven, precandida­to a la gubernatur­a del Estado de México, que al saludar a varios aspirantes, entre ellos, por cierto, Alfonso Navarrete Prida, Carlos Hank Rhon y algunos otros, fue el último a quien saludé en la oficinas de MILENIO. Le escuché decir “Enrique Peña”, y en ese momento alzó la vista porque es un poco alto, no mucho más alto que yo. Yo soy mexicano promedio. Y le digo —en ese tiempo lo tuteaba, (ahora) es Presidente, yo de menso lo voy a tutear aquí—: “¿Tú eres Enrique Peña?” “¿Tan joven y estás chapaleand­o en el muladar de la política?”. Y miren hasta dónde llegó.

EPN: Qué bueno que no te hice caso. Y sobre todo, con la gran satisfacci­ón de que hemos dejado, de verdad, un saldo positivo para México. El país está en ruta de seguir creciendo.

CM: Presidente, le agradezco mucho estas conversaci­ones.

EPN: Carlos, siempre es un gusto, en este estilo muy particular que tienes de ser entrevista­dor y de hacer periodismo.

CM: Le deseo lo mejor a usted y a su familia.

EPN: Igualmente para ti y la tuya, mi querido Carlos, y para toda tu audiencia.

Se han sembrado cimientos para México tenga mayor prosperida­d” Me acogeré a lo que la ley diga en materia de protección de ex presidente­s”

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“Estoy muy tranquilo, en paz; he cumplido una historia y una misión de vida”, expresó el jefe del Ejecutivo.
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“Tengo mis ahorros, como los tienen todos los mexicanos, obviamente, producto de mi trabajo de varios años”, aseguró el mexiquense.

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