Esto también tiene que pasar
En septiembre de 2001, gracias a la sugerencia de Abelardo Martín, recibí una llamada de Carlos Marín invitándome a colaborar con MILENIO
Diario. Aunque soy de ciclos largos, de permanencias y pertenencias, entonces no hubiera imaginado que el gusto y la responsabilidad de escribir semanalmente en
MILENIO durarían 17 años. Ahora bien, si hasta uno de los cuatro Beatles, George Harrison, lanzó un LP bajo el título de All Things Must Pass, lo que da título a esta despedida, no tendría por qué suceder algo diferente con una simple columna de opinión.
A lo largo de estos años ha sido un gusto escribir sobre temas que me han parecido relevantes y de los que he considerado tener algo que decir. Lo importante es sumar y sumarse a una conversación con más reflexión y menos adjetivos, con intención de cuestionar pero construir, reconocer pero sin alabar, argumentar aunque sea el único que defienda una postura. En alguna época, incluso, conté con el apoyo involuntario pero humorístico de mi Tía Cleta.
Aprovechando lo aprendido años atrás en la cancillería y en la Secretaría de Hacienda, con frecuencia me detuve en algún aspecto de la política exterior o de la política económica. Escribí también algunos obituarios en ocasión de los fallecimientos de mis padres y de algunos otros seres cercanos y queridos, cuya muerte no debía quedar reducida al espacio tan comercial como impersonal de las esquelas. Dada mi convicción de que el deporte entero, como diría Jorge Valdano, “es lo más importante de lo menos importante”, me aventuré con unos temas intermedios entre esta sección y LaAfición.
En fin, el periodismo no es ciencia exacta (y en ocasiones, en verdad está muy lejos de siquiera parecerlo). Ello no le exime de la responsabilidad de no confundir hechos con opinión ni libertad con libertinaje, reconociendo que, como diría el clásico, en ocasiones se trata de “literatura a la carrera”, para la cual hay que tener cierta tolerancia.
El país está por iniciar una nueva etapa. Como cualquier otra empresa periodística, y más aún dada la reorganización en que se encuentra, MILENIO tendrá que repensar y reafirmar su propia responsabilidad pública, su razón de ser, su compromiso con un periodismo que nos haga libres. Nunca tan importantes los contrapesos al poder como ahora en el mundo de la posverdad, del peligro de la intolerancia y el mesianismo político.
Catón dice tener cuatro lectores. Sería soberbia creer haber tenido más que él, por lo que agradezco a mis tres lectores, entre los que sé que conté con Tere y Roberto, Román y Carlos, Laura, Toño, Guillermo y Arturo y algunos otros que bien saben quiénes son. Gracias también a Carlos Marín y a Claudia Amador. Ha sido otro viaje en el que lo importante no fue el destino, sino el trayecto. Hasta luego.