“El reto de AMLO”
Ya no cuenta si uno estaba a favor de AMLO o de algún otro candidato. Se volvió irrelevante la decisión del voto por la sencilla razón de que se ejerció a favor o en contra del que hoy sabemos es el ganador.
El reto ahora es de quién se sacó la rifa del tigre. Su mandato da para mucho.
Da para cambiar tantas cosas, empezando por los paradigmas perversos que todo lo tuercen; da para cambiar lo que no funciona y que es obsoleto, pero que a muchos conviene que las cosas sigan igual; da para que se diseñe un nuevo modelo de país porque el que tenemos no funciona; para que reconozcamos que el sistema económico actual no abona a la productividad, pues estamos estancados y crecemos por inercia; el perfil del país está pintado de informalidad, está calcado por un sistema que es premoderno, que medio mantiene en la línea de la muerte súbita o el deceso lento y gradual a cientos de miles de microempresas que viven de milagro, de evadir, de no pagar buenos salarios, de recibir migajas vía subsidios y apoyos, de vez en cuando; de batallar todos los días para cumplir sus compromisos con sus proveedores, de navegar con viento en contra. Pero, ¿qué hacer? Para mí sería un suicidio pretender preservar el estatus político que tiene su basamento en el manteniendo de los privilegios a una casta consentida, que se enriquece continuamente y limita el desarrollo de muchos.
La disyuntiva es simple: o se rompen los impedimentos que impiden el éxito de la economía moderna, para que crezca de verdad, o se opta por seguir condescendiendo con los grupos privilegiados que se empecinan en conservar una política de construcción de clientelas improductivas.
Ahí está la verdadera tentación de una nueva y emergente casta política triunfadora, con mucho poder y en no pocos casos con evidentes ánimos de revancha, que bien podrían rebasar a su líder moral, el presidente, y mostrar al poco rato que no está a la altura del reto, que no le da ni la voluntad ni la imaginación para reinventar el país, cuando de verdad ya no hay para donde hacerse.
Resolver lo que no han querido atacar las administraciones previas es un imperativo impostergable. De no hacerlo el nuevo gobierno de Morena, seguiremos así cómo estamos, sin progresar de verdad. Ojalá me equivoque.