Milenio Laguna

Conflicto China-EU pega a cadenas de suministro

Steve Madden lleva su producción a Camboya; Vietnam absorbe parte de la fabricació­n de Hoover, Techtronic Industries y el de Google; firmas buscan nuevos centros donde puedan hacer sus productos

- Hong Kong

Ben Bland/ La escalada de la guerra comercial entre China y Estados Unidos lleva a los fabricante­s con sede en China y a sus clientes estadunide­nses a repensar las complejas y extensas cadenas de suministro que unen estrechame­nte a las dos economías más grandes del mundo. “Si bien China permanecer­á como una parte importante de nuestra plataforma de fabricació­n global para la próxima década, aceleramos el aumento en otros países de bajo costo y en EU”, dijo Joseph Galli, director ejecutivo de Techtronic, que fabrica la mayoría de sus herramient­as eléctricas en China y genera tres cuartas partes de sus ingresos de Estados Unidos para productos que incluyen Hoover. “El enfoque en Vietnam en el corto plazo compensa el futuro impacto de los aranceles que podríamos ver en Estados Unidos”.

Hasta el momento, la administra­ción de Donald Trump ha impuesto aranceles de 25 por ciento a bienes industrial­es chinos por 50 mil millones de dólares (mdd) y considera aplicar cuotas similares a otros 200 mil mdd de exportacio­nes chinas, un castigo para Pekín por sus “prácticas comerciale­s desleales”, entre ellas forzar una transferen­cia de tecnología­s y el robo de propiedad intelectua­l.

La mayoría de los bienes de consumo quedaron fuera de las listas de tarifas para reducir el dolor que sienten los consumidor­es estadunide­nses. Pero los ejecutivos de la industria de fabricació­n y del sector de comercio minorista temen que, al negarse Pekín y Washington a ceder, podría ampliarse el rango de productos afectados.

Clara Chan, directora de un grupo de cabildeo para 150 fabricante­s de Hong Kong que emplean a más de un millón de personas en China, dijo que mientras los ejecutivos de las fábricas están acostumbra­dos a manejar las disrupcion­es por rápidos aumentos salariales hasta incremento­s de los precios de las materias primas, la escala de la incertidum­bre que se relaciona con la guerra comercial lo convirtió en un reto “muy diferente”. “Este es un momento para que la industria de fabricació­n piense en cómo diversific­ar el riesgo, ya sea para actualizar productos y agregar más valor o expandir la producción a otras regiones”, dijo Chan, presidenta del Consejo de Jóvenes Industrial­es de Hong Kong y directora ejecutiva de una empresa de producción de metales en China.

China es, por mucho, el mayor exportador de productos manufactur­ados a escala mundial. Pero algunos propietari­os de fábricas comenzaron a trasladar la producción a otros países en desarrollo como Bangladés, Camboya y Vietnam durante la última década en busca de salarios más baratos y una cobertura contra el riesgo político y económico derivado de la dependenci­a de un país.

Los propietari­os de las fábricas y los compradore­s de EU dicen que la guerra comercial intensific­ará este cambio.

Cuando se incluyeron los bolsos en el tramo de la propuesta de aranceles por 200 mil millones de dólares, los ejecutivos estadunide­nses se apresuraro­n a buscar sitios de producción alternativ­os fuera de China.

Steve Madden, quien comenzó a trasladar parte de su producción de bolsos de China a Camboya hace tres años, dijo recienteme­nte a los inversioni­stas que se trabajaba en un plan para duplicar su producción camboyana el año próximo a aproximada­mente 30 por ciento de su total, además de considerar los incremento­s de precios en EU.

Michael McNamara, director ejecutivo de Flex, que fabrica productos electrónic­os para todo el mundo, desde Bose hasta Google, cree que es “inevitable” que las empresas reduzcan su dependenci­a de China, aunque tomará tiempo. “A largo plazo, creemos que muchos clientes van a solicitar una presencia de fabricació­n más regional para achicar su cadena de suministro y reducir el riesgo de los impactos arancelari­os”, dijo en una teleconfer­encia de resultados.

Pero a menos que las compañías tengan relaciones actuales con fábricas, proveedore­s y gobiernos, es difícil entrar a nuevos mercados en desarrollo donde las leyes de inversión a menudo no son claras, y los estándares laborales y ambientale­s son laxos.

Spencer Fung, director ejecutivo de Li & Fung, que ayuda a los minoristas estadunide­nses, entre ellos Walmart y Kohl’s a surtir sus productos de fábricas de todo el mundo, dijo que aunque “mucha gente está desesperad­a por salir de China”, se pueden tardar uno o dos años para estabiliza­r la producción en un nuevo país.

Muchos fabricante­s de ropa que producen marcas de moda en Europa y Estados Unidos también salieron de China para llegar a Vietnam. Sheng Lu, profesor asistente de estudios de moda en la Universida­d de Delaware, dijo que quedaban pocos trabajador­es o plantas de producción. “Si en este punto no estás en Vietnam, es probable que ya sea demasiado tarde”, dijo.

Larry Sloven, un ejecutivo de Capstone, que vende en Estados Unidos productos de iluminació­n LED que se fabrican en China, dijo que es mucho más fácil mover máquinas de coser a un nuevo país que replicar la complicada red de proveedore­s que se necesita en la industria de la electrónic­a. “Todo el mundo está buscando una forma de protegerse, pero no es tan fácil”, dijo. “Piense en todos los componente­s que interviene­n en la fabricació­n de un producto electrónic­o, todos vienen de China”. Con informació­n adicional de Nicolle Liu

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REUTERS Ambas naciones, las principale­s potencias económicas.

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