De periodistas
Estamos en medio de la peor crisis en la historia de los periodistas y el periodismo mexicanos. En las últimas semanas nos enteramos de despidos y ajustes en medios impresos y electrónicos. También estos casos ultrajando derechos laborales y humanos. ¿Quién ve por los y las periodistas en México? Ni nosotros mismos. Marcados por un evidente desclasamiento social originado en la falsedad y el espejismo de las relaciones establecidas por el propio ejercicio, somos trabajadores a los que el ego, el “nombre”, el medio y las relaciones de “poder”, nos arrancó la identidad y un origen social casi común. Intolerantes, levantamos muros de celos y envidias, de protagonismos inocuos. Esta crisis nos está llevando –como gremio- a episodios inéditos de zozobra a lo largo y ancho del país. En la Ciudad de México esos despidos y ajustes son la nota diaria. Y, junto con estas dificultades, las agresiones y violencia física no cesan. En lo que va del año son ya 8 los colegas asesinados. Suman 138 desde el año 2000, 22 asesinatos y 5 desaparecidos en el sexenio de Vicente Fox; 48 y 15 con Calderón, respectivamente. Más de 50 con Peña Nieto.
A nivel Coahuila y comarca lagunera de Durango la cosa apenas cambia. Aquí, las y los periodistas no somos tomados en cuenta para buscar coadyuvar y encontrar salidas a los múltiples problemas que nos aquejan. Lo que se anuncia y da por hecho es, como casi siempre, haciendo a un lado a quienes nos hemos preocupado por capacitarnos, participar e involucrarnos en estas tareas, aunque esto ha sido fuera del estado y región. Nos hemos visibilizado en serio.
Para hacernos de otro ánimo y alterativas, Voces Irritilas AC presentó ayer en la UAL, el libro “Las guerras ocultas del narco” del reconocido comunicador Juan Alberto Cedillo. Una obra (Grijalbo) de 197 páginas y 23 fotografías que ilustran –adecuadamente- su contenido en el que Coahuila aparece y fuerte. Un trabajo de investigación profunda que difícilmente pudo haberse hecho y publicado aquí.