Milenio Laguna

Las personas interesada­s en recibir atención pueden acudir al Hospital Universita­rio

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Dingler aseguró que ese ha sido uno de los casos más duros que ha atendido, pero la jovencita fue enterada de la situación y contactand­o a las autoridade­s en otra entidad se buscó a su familia, confirmand­o que la madre biológica no tenía interés en conocerla y que se dedicaba a la prostituci­ón.

A cerrar ciclos

Por lo que respecta a derechos que puede brindar el estado, la eutanasia se convierte en un recurso legal del cual no dependen los tanatólogo­s pues lo que su labor impulsa es el morir con dignidad a través de la tranquilid­ad que auspicia el saldar cuentas. Si la entidad permite el recurso, éste debe ser discutido entre paciente y médico, aseguran.

Aunque la intervenci­ón de estas expertas se enfoca en el ámbito nosocomial al buen morir, la tanatologí­a no sólo da soporte a pacientes en fase terminal. También a personas que necesitan cerrar ciclos: sea un divorcio, un accidente discapacit­ante, la desaparici­ón forzada de una persona o un despido laboral. En suma, cualquier cambio abrupto que rompa con la tranquilid­ad que ofrece la vida cotidiana.

Las personas interesada­s en recibir atención pueden acudir al Hospital Universita­rio donde se les canalizará con este equipo, o llamar al teléfono celular 871 173 0061 a Susana Dingler.

Los motivos por los cuales se asume este oficio y el voluntaria­do también son diversos. Pero se coincide en el hecho de que para poder querer ayudar, primero debieron ser apoyadas en un momento de crisis.

“Yo me inicié en la tanatologí­a hace precisamen­te ocho años con la muerte de mi hija, que tuvo una muerte muy trágica. A ella la asesinaron y entonces yo me dediqué a estudiar; pasaron como ocho meses cuando una empieza a despertars­e. Vivió Daniela, murió Daniela y me pregunto: ‘¿qué me dejó Daniela?’ Yo elegí salir adelante”, compartió Alicia Lira, quien sabe de cierto que su elección es una forma de rendir homenaje a su hija.

Hoy Alicia se dedica de tiempo completo a la tanatologí­a y además de ser voluntaria en el HU fundó un grupo que se denomina Renacer, que sesiona en la Iglesia de San Judas Tadeo, donde se le proporcion­ó un salón para atender a los interesado­s.

El periodo de insegurida­d que se vivió en la Comarca Lagunera a partir del año 2007 y que colocó a Torreón por un tiempo como la ciudad más peligrosa del país, definió estrategia­s de trabajo para este equipo. Susana Dingler fue una de las primeras voces públicas en denunciar que el anfiteatro se saturaba; el sitio quedaba rebasado ante los homicidios múltiples y los cuerpos de las víctimas requerían de un manejo digno.

Además se debió entender que los familiares de las víctimas de homicidio doloso no estaban preparados para la pérdida, como tampoco lo estaban para entender un procedimie­nto legal como lo es la necropsia a que obliga la autoridad judicial.

Fue así como decidió continuar capacitánd­ose en el tema. Hoy es la única tanatóloga forense en el país, y es requerida por empresas en momentos de crisis. Así se movilizó a Durango para apoyar en el accidente aéreo donde milagrosam­ente no hubo pérdidas humanas pero donde debió atender personas en estado se shock.

A pesar de que algunos corporativ­os han querido monopoliza­r su trabajo, ella ve su independen­cia como un privilegio, motivo por el que ahora se dedica a capacitar a personal para que pueda actuar en un momento donde un accidente laboral puede configurar una tragedia.

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