Fuera porros
La semana pasada, a un mes del 50 aniversario del 2 de octubre, chicos del CCH Azcapotzalco se manifestaban en paz, pidiendo que los maestros fueran asignados a sus respectivas clases y, luego del secuestro y asesinato de Miranda Mendoza al salir del campus a fines de agosto, mayor seguridad, demandas que difícilmente pueden considerarse excesivas o superfluas. Alrededor de las tres de la tarde llegaron desde el parque La Bombilla casi hasta Rectoría, donde se toparon con encapuchados, algunos de ellos con sudaderas universitarias, que sin decir agua va comenzaron a repartirles tubazos, pedradas y molotovs. Entre la decena de heridos, Joel Meza, de 17 años, estuvo a punto de perder el riñón.
Con una delicadeza inusual, las identidades de los únicos dos arrestados fueron celosamente protegidas, ocultándoles la cara y omitiendo sus nombres. Encima, prontamente fueron liberados porque “en el análisis del material videográfico… no se observa agresión alguna por parte de los presentados hacia los manifestantes”, aunque los testimonios apuntan lo contrario. No hay más órdenes de aprehensión pendientes.
La PGR anunció que mantendrá la investigación abierta, pero que nomás poquito, porque esos crímenes — lesiones, daños y tentativa de homicidio— le corresponden a CdMx; porque “no hubo flagrancia ni se tuvo acusación alguna”, a pesar de que la UNAM aclaró que desde el 3 de septiembre presentó denuncias tanto ante la PGJ de la ciudad como la PGR; y porque, dicen, no quieren violentar la autonomía universitaria, esa que protege, entre otros, al redituable narcomenudeo contiguo a los talleres artísticos impartidos desde el territorio autónomo y en rebeldía conocido como Che Guevara, allí donde no falta quien vitoree a sus compañeros apostados de guardia cuando sacan en corretiza a los policías de civil que en ocasiones osan acercarse de más a los sitios donde se mercan tachas y grapas. La pregunta pertinente aquí es, entonces, ¿cómo hacer para pedirle a la ley que persiga y desmantele a unos grupos de malandros enquistados en la UNAM, pero no a otros?