CORREDORES PIERDEN SU IDENTIDAD
La avenida Morelos y la calzada Colón, de su esplendor de ayer ya nada queda
Para hablar de la historia de Torreón también es necesario contar lo que hay detrás de sus primeras y más emblemáticas vialidades, las cuales conservan poco de lo que en su momento caracterizó a la Perla de La Laguna.
Es el caso de la avenida (hoy Paseo) Morelos y la calzada Colón que nacieron como un símbolo de unión y cooperación entre varios sectores de la población de la villa que fue elevada al rango de ciudad un día como hoy, pero de hace 111 años. “En ese momento el Ayuntamiento era muy modesto económicamente y el caso es que hacían esquemas muy interesantes en que el alcalde de Torreón o iniciativas de las empresas o empresarios locales que juntaban recursos para un proyecto en especial”, explica Carlos Castañón Cuadros, director del Archivo Municipal “Eduardo Guerra”.
El promotor de la urbanización de la ciudad y por ende la creación de esas avenidas, apunta, fue Nazario Ortiz Garza, quien en varias ocasiones fue alcalde de esta ciudad y promovió una adaptación de los paseos europeos en ambas calles.
Detalla que en el caso de la avenida Morelos fueron colocadas fuentes y esculturas de desnudos en rotondas distribuidas a lo largo de la vialidad, mientras que en la Colón fueron también establecidos monumentos de referencia griega y de estilo art déco como un reloj.
Según la información del Archivo Municipal “Eduardo Guerra”, la calle Rayón que fue establecida en 1898, fue nombrada como calzada Colón en 1919 por el entonces alcalde Nazario Ortiz Garza y con el impulso de empresarios de origen español.
En ese mismo año fue ejecutada la construcción de su camellón central, la colocación de jardines con riego, iluminación y la colocación de seis esculturas. En 1928 fue colocado el monumento a Cristóbal Colón que hasta hoy sigue en pie.
Para 1942 fue colocado el diseño de mosaico que hoy persiste en el andador central (junto con bancas de hierro que fueron donadas por ciudadanos) y las palmas datileras que durante décadas permanecieron hasta que por una plaga que comenzó a atacarlas hace un par de años murieron.
En el caso de la Morelos fue concebido como el primer bulevar de la ciudad y su construcción inició en 1923 y concluyó cinco años después con la instalación de un camellón central, esculturas, palmas y como la primera vialidad iluminada.
Ambas vialidades perdieron al pasar de los años sus esculturas y monumentos emblemáticos, por ejemplo en el caso de la Morelos está documentado que fue en la década de los 50 por declaraciones del entonces alcalde Rodolfo González Treviño, al considerarlas “pornográficas”.
A la Colón le ha pasado lo propio y las rotondas que existieron fueron quitadas con el argumento del crecimiento en el arroyo vehicular, de hecho la única que queda en la avenida Corregidora será retirada por un cambio de sentido en la vialidad derivado de las obras de remodelación de la calzada.
La pérdida de identidad
Desde hace cuatro años ambas vialidades fueron blanco de una serie de acciones de obra que trastocaron todavía más su identidad.
Al menos es la reflexión a la que llega el arquitecto y estudioso de centros históricos Hugo Estrada Reyes, quien afi rma que aunque hay especialistas involucrados en estos proyectos parece que desconocen la historia de la ciudad. “Quienes realizan ese tipo de obras en su mayoría se conforman por arquitectos y me extraña que ellos mismos no sepan o desconozcan la importancia histórica o cultural para hacer un proyecto acorde”.
En ese sentido, las dos vialidades tienen algo en común en sus proyectos de remodelación: el malestar ciudadano.
Durante los trabajos del Paseo Morelos entre el 2014 y 2016 (cuando la administración municipal era encabezada por Miguel Riquelme Solís), los comerciantes del corredor y los grupos ciudadanos que en su momento la intervinieron para actividades callejeras, manifestaron su rechazo porque a nadie consultaron para hacer semipeatonal la calle y colocar mobiliario decorativo.
Actualmente la historia se repite en la calzada Colón, donde los vecinos y grupos ciudadanos expresaron su malestar en las últimas semanas por los trabajos que comenzaron en abril en la administración actual de Jorge Zermeño Infante.
Acusaron que las obras en la muerte de varios árboles, además de que la decoración que se pretende colocar parece la un fraccionamiento de nueva creación y rompe con la tradición de la zona. Derivado de ese malestar que quedó reflejado en redes sociales, el abogado José Rojas interpuso un amparo federal para solicitar que el municipio garantice el riego y cuidado de los árboles de la vialidad. Posteriormente, la autoridad realizó un foro de socialización del proyecto que generó todavía más incertidumbre.
Estrada Reyes apunta que en su momento la calzada era considerada por sí misma como un pulmón de la ciudad por su harta vegetación, pero las acciones recientes y la muerte de varias palmas por amarillamiento letal ya dejaron atrás ese recuerdo. “La Colón fue una avenida que por su cantidad de vegetación llegó a generar un microclima en esa parte e incluso por temporadas era frecuente ver a las parvadas de chanates que vivían ahí”.
Considera que hoy a 111 años de que nació la ciudad y poco menos de que fueron concebidas las vialidades cabe reconocer los errores cometidos en sus proyectos de remodelación y de ahí partir para redireccionar los esfuerzos. “No tiene nada de malo reconocer que se ha equivocado porque así puedes generar una mejor estrategia para mejorar el aspecto urbano”.
“Las dos vialidades tienen algo en común en su remodelación: el malestar ciudadano”.
La Morelos fue concebida como el primer bulevar de la ciudad y su construcción inició en 1923.