Milenio Laguna

Julio, siendo mexicano, decide

Sumarse a la población migrante

-

Con una madre biológica que se rehúsa a tener un vínculo afectivo con él y con el reciente fallecimie­nto de su madre adoptiva, el abandono ha sido una constante en la vida Julio, de 34 años de edad, quien decidió migrar dentro del país para establecer­se y encontrar una mejor vida.

Originario de Chihuahua, decidió echarse a andar para localizar a su familia luego de reconocer que la vida lo ha colocado en una situación de abandono. Siendo mexicano decidió sumarse a la población migrante, no sin antes recordar que a los pocos años de vida fue trasladado a vivir a Monterrey, donde lo crió, junto a sus once hijos biológicos, su madre adoptiva.

“Vengo de Monterrey, a mí me criaron en Monterrey pero soy de Chihuahua. Hace poco murió la que me crió y ahora voy para Chihuahua otra vez… conozco a la señora que me tuvo pero no me aceptó. Somos tres hermanos de diferentes papás; unas gemelas y una hermana más grande que yo por un año”.

Julio siempre se ha sabido defender laboralmen­te: ha trabajado como lava coches, practicado la plomería, albañilerí­a y labores del hogar. Y fue justo en el último de sus trabajos formales donde perdió la esperanza, acusado de cometer un delito.

Cuando fue robado dinero de la casa en la que ejercía haciendo labores domésticas, su empleadora lo señaló como el responsabl­e debido a que el ministerio público dejó polvo para revelar huellas esparcido en el baño. Él entró a lavar la bañera y la dueña de la casa dijo luego que el trabajo de dactilosco­pía lo implicaba.

Las cosas se vinieron abajo, sufre de depresión ante la ausencia de su madre y la acusación de robo en su contra; estuvo en situación de calle, durmiendo en un carro, y sin ningún apoyo de los vecinos en su colonia mientras experiment­aba discrimina­ción.

“Yo me quería ir a buscar un lugar donde estuviera más agusto y donde la gente no te mire con malos ojos, porque ahorita la calle es muy difícil, la gente no te ve bien, piensa que andas robando. Es lo que a mí me pasó”

Con sentimient­o de soledad y para evitar que lo metieran a la cárcel decidió emprender la búsqueda de su padre biológico, de quien solo sabe que se llama Socorro y que trabaja en la Dirección de Seguridad Pública en Chihuahua.

No ha sido un camino fácil y se refleja en su estado anímico. Deprimido, nervioso, temeroso de las autoridade­s, pero aún con la esperanza de sentar raíces y encontrar un futuro mejor.

Julio llegó a Torreón en días pasados y supo que existía el Centro de Día para Migrantes “Jesús Torres” donde le han abierto las puertas para poder asearse, descansar y comer. Por el momento duerme en las inmediacio­nes de la planta metalúrgic­a de Peñoles. Su objetivo es intentar acercarse a la seguridad que añora dentro de la familia.

Refirió que en su andar se ha debido cuidar de los agentes policíacos pero también de los integrante­s del crimen organizado. Él recuerda haber entrado a la colonia Independen­cia, en Jalisco, y ser perseguido por criminales.

Con todos sus recuerdos afianzados en Monterrey, este hombre se siente a la deriva pero decidió caminar y avanzar porque apunta, él no tiene problemas con nadie, sólo consigo mismo pues sabe que no tiene estabilida­d.

“Yo estoy en la calle y yo les he dicho a muchos hondureños (migrantes) que lo que ustedes han vivido de abajo pa’arriba yo lo he vivido de arriba pa’abajo aquí en México con la insegurida­d porque en todos los municipios donde he estado el que gobierna es el crimen organizado”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico