“Vamos a jugar, pero bien”, taller de teatro propuesto en el TIM
La idea es que los niños tengan la libertad para expresarse y descubrir quienes son
LLilia Ovalle/ os maestros Alam Sarmiento y Aarón Rivera saben que los niños aprenden jugando. Y también que la vida moderna ha suprimido los tiempos para que los menores salgan a la calles, lo que refuerza la utilización de videojuegos y plataformas cibernéticas.
Ante este contexto diseñaron un taller de teatro para niños donde aprenderán a “Jugar bien” sin la expectativa grandilocuente de formar actores a temprana edad, es decir, creando un espacio de socialización donde se afi anzarán valores de empatía, solidaridad y trabajo en equipo. “Debido a la demanda que existe y que expresan los mismos niños, que quieren un taller permanente, nos dimos a la tarea de elaborar un proyecto que le diera respuesta a esa inquietud que tienen los niños por empezar a jugar en el teatro, y lo que va a suceder es que va ha haber un Los maestros proponen recordarle a los niños que los juegos existen. taller formal, permanente y lo hemos nombrado ‘Vamos a jugar pero bien’”, refi rió Sarmiento.
La idea es que los niños tengan la libertad para expresarse y descubrir quienes son a través del teatro. El trabajo tendrá una secuencia, siendo el coordinador y maestro de actuación Alam Sarmiento; el maestro Aarón Rivera se encargará de la presencia escénica, y la maestra Alejandra Cabral, comisionada en los juegos escénicos y la improvisación. “El laboratorio como lo ideó Alam, que lo plantea para el Teatro Isauro Martínez hace siete años, específicamente era para jóvenes y adultos pero hace como año y medio han estado llegando niños. Incluso llegó una niña súper dispuesta de 10 años y le dijeron que era a partir de cierta edad y ella dijo ‘Pues yo casi la tengo’. Luego llegó su cumpleaños y nos dijo cuántos tenía”, refi rió Aarón Rivera.
Los maestros se proponen una tarea ardua y aunque parece sencilla no lo es: el recordarle a los niños que los juegos existen. Alam Sarmiento dijo que existe en la naturaleza de todo ser humano.
Este deseo de jugar es producto de que hoy los menores estén entretenidos o incluso saturados con tareas. Sarmiento precisó que al menos durante dos años laborando en escuelas privadas, le deja la idea de que a los niños se les ha invadido con información, responsabilidades y una supuesta responsabilidad que compite con sus deseos más naturales.