¿Crónica de un desastre anunciado?
Todas las funciones sustantivas del gobierno —dirección, supervisión, vigilancia, fiscalización; coordinación de la ejecución de políticas, entre otras— recaen, por ley, en personal de confianza. Los cuadros intermedios (directores generales, directores de área, subdirectores) de todas las dependencias gubernamentales son, por tanto, personal de confianza. Sobre ellos recae toda la dirección operativa de la administración pública, es decir, encargarse de que las órdenes del presidente, los secretarios y subsecretarios se cumplan. Sin ellos el gobierno se paralizaría.
Dos disposiciones del Presidente electo —reducirles a la mitad el sueldo, además de eliminar sus prestaciones como seguro de gastos médicos, y despedir 70% del personal de confianza— penden como dos espadas de Damocles sobre el futuro laboral y salarial de los mandos intermedios. ¿Qué incentivos tienen esos funcionarios para quedarse? ¿Con qué ánimo van a realizar sus tareas cuando vean llegar el primer cheque a la mitad, el 15 de diciembre justo en vísperas de Navidad o a mediados de enero con la cuesta del mismo nombre encima? El amor a la patria y el compromiso con la cuarta transformación tienen un límite muy claro: pagar las cuentas de la familia.
Imaginemos un escenario probable: ya sea por renuncias o despidos, la Dirección de Compras del IMSS se queda con solo 30 por ciento del personal de confianza. Por tanto, los responsables de compras de la principal institución de salud del país —a los cuales van a despedir pronto, pues su chamba la harán en Hacienda una vez que se cumpla la instrucción de López Obrador de consolidar todas las compras en la SHCP— no solo estarán más preocupados en buscar otro trabajo en el sector privado, sino que tampoco tendrán la gente suficiente para iniciar al día siguiente de la toma de posesión de AMLO las licitaciones más urgentes.
Según Compranet, el IMSS ha realizado en lo que va del año, más de 5 mil 200 contrataciones —vía licitaciones abiertas, restringidas o adjudicaciones directas—, lo que equivale a cerca de 600 cada mes, 30 cada día hábil. Piense que a partir de diciembre ese trabajo lo realizarán cada vez con menos personal, más mal pagado y eventualmente enojado. ¿Cuáles pueden ser los resultados esperados del proceso de austeridad y recorte de ese personal en el IMSS? Que se retrasen las compras, y si ello ocurre, faltarán desde los medicamentos más básicos —problema que ya aqueja a miles de derechohabientes pero que se agravará— hasta la anestesia para las operaciones (alargando aún más los periodos de espera) y no habría que descartar que de repente se termine el oxígeno en los hospitales y más de algún paciente muera porque no llegaron a tiempo los tanques de repuesto.
En la SEP, me decía un funcionario hace poco, si no inician el 2 de diciembre la licitación para la compra de papel (la cual es de las más complejas), en agosto no habrá libros de texto gratuitos; piense que sucedería si la Conagua no compra a tiempo refacciones para el bombeo de agua del Sistema Cutzamala a Ciudad de México y se descomponen las bombas, o en las consecuencias de que el Seneam no contrate oportunamente la reparación de radares del sistema de navegación aérea. Lo anterior son solo ejemplos de consecuencias en algunas dependencias por el recorte y/o renuncia de personal de confianza de solo un área, la de compras.
Ahora imagínese que funcionarios inexpertos y mal pagados en áreas sustantivas del Banxico y la SHCP toman malas decisiones sobre el monto del endeudamiento, el tipo de cambio o las tasas de interés, los de Pemex sobre dónde explorar yacimientos; los de seguridad pueden creer que pactando con los criminales reducirán la violencia.
En pocas palabras, el gobierno, como lo advierte un estudio de Nexos ( https://www.nexos.com.mx/?p=39405#.
W6owfifLlQ5.facebook), puede convertirse en la crónica de un desastre anunciado. Y no tendría que ser así. El estudio propone introducir racionalidad a la necesaria reforma de la Administración Pública, de manera que rectificando y reenfocando las propuestas de austeridad tengamos un gobierno más eficiente y eficaz y no al contrario, como se ve venir. Si les ganan la terquedad y los prejuicios e implantan a rajatabla las medidas de austeridad, la sociedad será la más perjudicada por un gobierno que simplemente no sabrá gobernar.
Imagínese que funcionarios inexpertos y mal pagados en áreas sustantivas del Banxico y la SHCP