UN PROFESOR Y LAS CASTAÑAS DEL FUEGO
El ex JovenMaravilla, Ricardo Anaya, no regresará a recoger los pedazos del Partido Acción Nacional; no, lo suyo es la vida académica; sonajas y chupones para todos, impartiría cátedra en la Universidad de Columbia
epantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil se enteró de que el futuro del ex Joven Maravilla, Ricardo Anaya, podría ser la vida académica. El ex candidato del Frente a la Presidencia estudió derecho en la Universidad de Querétaro, una maestría en la Universidad del Valle de México y un doctorado en Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM. El ex Joven Maravilla impartiría cátedra de forma simultánea en la UNAM y en la Universidad de Columbia.
Gilga se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: ¿entrará el nuevo catedrático a la Facultad de Ciencias Políticas, templo obradorista, si los hay? Buenos días jóvenes simpatizantes de Morena, saquen sus libros: hoy abordaremos la idea del derecho en Kant. Mju, cómo ño. Gamés oye los gritos del futuro: ¡fuera!, ¡reaccionario! Si así le llevaron la campaña sus asesores, es comprensible que hayan perdido por patiza. Para Anaya y los suyos no existe el lugar y el tiempo, la ubicación y la oportunidad.
En la Universidad de Columbia, el flamante catedrático, ¿disertará sobre clásicos del derecho, sobre la teoría del Estado? Ni lo duden la lectora, el lector y
le lectere, Anaya vaciará sus conocimientos del ánfora de su mente y cubrirá con ellos a sus alumnos. Entonces, Gil ha entendido algo, cosa improbable, Anaya no regresará a recoger los pedazos del PAN; no, lo suyo es la vida académica. Sonajas y chupones para todos. Gilga recuerda al candidato presidencial que seguía de lejos la sombra del candidato puntero
Liópez. Recuerda también que la Procuraduría General de la República armó un caso y lo pusieron en la vida pública hasta que derribaron al candidato. Anaya perdió el rumbo. Gil recuerda (anda memorioso) que ese embate faccioso de las instituciones era lo que necesitaba el candidato de Juntos Haremos Historia para que su triunfo fuera irreversible. Y ese empujón se lo dio Peña Nieto. Va bien Gilga, ¿o se regresa de este capítulo de la historia inmediata?
Dijo, no dijo, sí dijo
Jesús Ramírez Cuevas, futuro vocero de
Liópez Obrador, ha intentado sacarle al Presidente electo las castañas del fuego: “la libertad de expresión y el derecho a la información son libertades sagradas de la democracia […] por lo tanto desaparecerá esa práctica de cambiar titulares, se acabó la censura y la imposición”.
El vocero ha hecho un buen trabajo ante el desarreglo que hizo el presidente
Liópez cuando llamó “prensa fifí” y “camajanes” a quienes reprodujeron sus “declaraciones” sobre la “bancarrota del país”. Por cierto, Gamés les recuerda que camaján quiere decir “holgazán”. A propósito de este asunto, la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos hizo un extrañamiento al presidente Liópez pidiéndole que no se refiera a los medios de comunicación en esos términos. ¿Más camajanes? ¿Más fifís? Jesús Ramírez tendrá trabajo de sobra o sobro.
PES en la cultura
Una noticia recorrió el amplísimo estudio: la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados será dirigida por un partido de ultraderecha, este sí de ultraderecha, sin registro, por el que nadie votó: se llama PES. Ah, la cultura legislativa en manos de un grupo ignorante, confesional y aliado de Morena, partido que les ha permitido presidir esa comisión. ¡Qué barbaridad!
Más del populismo más
Oigan esto: “Mientras que los populistas a menudo convocan referendos, tales ejercicios no inician un proceso abierto de formación de la voluntad democrática entre los ciudadanos. Los populistas simplemente desean reafirmar lo que ya han determinado que es la voluntad del pueblo real. El populismo no es un camino hacia una mayor participación política […]. No todo el que critica a las élites es populista. Además de ser antielitistas, los populistas son antipluralistas. Aseveran que ellos y solo ellos son quienes representan al pueblo. Los demás competidores políticos son esencialmente ilegítimos, y cualquiera que no los apoye no es parte del pueblo”. Así dice Jan-Werner Müller en su libro ¿Qué
es el populismo? (Grano de Sal, 2017). Todo es muy raro, caracho, como diría Alexander Pope: El pueblo es una fiera de múltiples cabezas.