P.A.D.R.O.T.E
espués de la ominosa pero injusta derrota en las urnas, donde debió haber recibido algo más que un mendrugo de votos después de la espléndida campaña triunfal de Anaya que, tristemente, a pesar de su indudable talento para mostrarse como nerd del alta categoría, valió gorro, lo único que le quedó al PRD es reinventarse. Y para ello hicieron lo que tenían que hacer: reagruparse alrededor de unas figuras juveniles, egregias, que prácticamente representan el pensamiento de avanzada, millennial, de una izquierda sensible y renovada, LosChuchos. ¿Quién mejor que ellos para recuperar la dignidad extraviada y levantar de sus cenizas a un ave Fénix partidaria que merecía mejores derroteros que el menosprecio de un electorado que no sabe valorar?
En un principio hasta nos angustiamos ante la posibilidad de que tan humanitaria institución como el partido del sol azteca desapareciera, lo bueno es que después se aclaró, para el bien de la democracia, que no es que fuera a desaparecer el PRD sino que iba a sufrir algunos cambios por su bien.
Y lo mejor es que lo primero que se les ocurrió para empezar bien esta transformación fue hacer lo que cualquier organización de izquierda consiente y responsable haría: correr a sus trabajadores, darles mate, echarlos de patitas en la calle. Perfecto. Digo, cualquier otro grupo adherido a la Cuarta internacional antes de tocar al proletariado sin duda primero habrían mandado al gulag a los líderes que a pesar de su enorme sentido patriótico y ninguna lambisconería con la administración de mi licenciado Peña, nomás no pudieron sacar al buey de la barranca con todo y chuchinero.
Igual se confiaron y creyeron fervorosamente como los encargados del proyecto del nuevo aigriopuerto que nadie se iba a detener a pensar en los temas ecológicos. Digo, como van las cosas, a ese monstruo inmobiliario con garaje de avioncitos incluidos, le van a terminar poniendo por nombre “Aeropuerto Exxon Valdez”.
Esto tiene su chiste porque, curiosamente, los mismos que señalan las probabilidades ecocidas del Tren Maya son los mismos a los que les ha valido madre el ecocidio en Texcoco. Y ahora menos solo porque unos médicos brujos dicen que pueden ser mitigables las afecciones ecológicas. Si me dieran un dólar por cada compañía que dice que sus aberraciones ecológicas son “mitigables”, sería como
Javidú declarando “Sonreí cuando me detuvieron porque sabía que todo se iba convertir en un circo”.
Dicen que le van a cambiar las siglas al PRD. Yo digo que le pongan P.A.D.R.O.T.E., ellos saben qué significan sus grafemas.