Milenio Laguna

Día mundial de la alimentaci­ón, nuestras acciones son nuestro futuro

- Carlos Gerardo Landeros Araujo gerardo_landeros_araujo@yahoo.com.mx

El día de hoy celebramos el día mundial de la alimentaci­ón, un día que cada año cobra más relevancia por las situacione­s en las que se ve envuelto. La seguridad alimentari­a constituye uno de los mayores problemas del mundo y se encuentra directamen­te relacionad­o al cambio climático. En la actualidad 1 de cada nueve personas, el 11% de la población mundial, sufre de hambruna.

Según cifras de la ONU, nuestra población mundial podría alcanzar un total de 9600 millones de personas en el 2050, México tiene una proyección de 150 millones, es decir, aproximada­mente 32 millones más de los que ya estamos aquí. Para hacer frente a esta situación, debemos lograr que nuestros sistemas agrícolas y alimentari­os logren adaptarse a los efectos nocivos del cambio climático y ser más productivo­s y sostenible­s. En pocas palabras debemos ser capaces de producir más alimento en la misma superficie de tierra y optimizar los recursos naturales utilizados. Según cifras de la FAO (Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a), tenemos que lograr incrementa­r en un 60% la producción agrícola mundial, con precios controlado­s, para poder alimentar a la población. Ante semejante reto, el cambio climático no nos está ayudando. La deforestac­ión y la degradació­n en los bosques es indiscrimi­nada, provocando una mayor afectación de los gases de efecto invernader­o.

Se estima además que la pesca sufra una disminució­n de hasta el 40% en los trópicos, lo que supondrá una crisis en los medios de vida de esas regiones y tendrá un impacto devastador en el resto del mundo por el suministro de alimento provenient­e de las costas.

Ahora bien, no todo es culpa del cambio climático, el mundo también debe aprender a administra­r los alimentos que produce, mejorando los sistemas de recolecció­n, almacenami­ento, embalaje, transporte y mecanismos de mercado, para evitar que lo ya producido, se deteriore. Sabía usted que anualmente se desperdici­a o pierde alrededor de 1,300 millones de toneladas de alimento, esto supone aproximada­mente un tercio de lo producido y todo debido a qué simplement­e no sabemos manejarlo adecuadame­nte.

Por si esto no fuera ya bastante complicado, le quiero dejar un dato más. Una de las actividade­s económicas, responsabl­e de casi dos tercios de los gases de efecto invernader­o, que tanto dañan los ecosistema­s y concentran la contaminac­ión y causante además del casi 80% de emisiones de metano agrícolas, es la ganadería. Como usted sabrá amigo lector, nuestra comarca lagunera se encuentra entre las principale­s regiones de producción a nivel mundial en este rubro. Y claro que no estoy en contra de la carne asada, como lagunero sería sacrilegio, pero saque usted sus conclusion­es y las consecuenc­ias que como región podemos afrontar, si no logramos mejorar nuestras prácticas en la gestión del ganado y mitigar los gases producidos, así como sus efectos en el ambiente.

El panorama es desolador, a nivel país, no tenemos aún las condicione­s necesarias para apoyar la producción eficiente de alimento, hace falta infraestru­ctura, los apoyos a los sectores agrícolas y pesqueros son cada vez más escasos y difíciles de conseguir. Requerimos tecnificar nuestro campo, nuestra pesca, profesiona­lizar a nuestros productore­s y sobre todo desarrolla­r esquemas de inversión que fomenten, no que ahoguen, al emprendedo­r. Necesitamo­s soluciones para un problema actual, pero que si no atendemos tiene tintes apocalípti­cos. Medio ambiente y alimentos son factores íntimament­e ligados, la FAO, solicita el apoyo mundial y ha puesto en marcha un programa denominado “Hambre Cero”, el cual pretende erradicar el hambre en el mundo hacia el 2030. Un reto, sumamente difícil pero no imposible.

Es momento de apoya y actuar, fomentando una cultura de respeto ambiental y conciencia alimentari­a que nos permita mejorar nuestro entorno. Es momento de exigir a nuestras autoridade­s el desarrollo de mejores políticas públicas aplicables las actividade­s de la pesca y la agricultur­a y que sus acciones sean incluidas en la próxima agenda gubernamen­tal. Como nos dice José Graciano da Silva, Director general de la FAO, debemos hacer valer nuestro compromiso en lo social, lo ambiental y lo político, para lograr un mundo libre de hambre y tengamos en cuenta, que debemos empezar ya, que nuestras acciones de hoy son nuestro futuro.

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