En un terreno de
Dos hectáreas donado por Hilario Esparza, se puso ladrillo a ladrillo hasta formar un lugar nacido del ímpetu y la amplia visión de los padres Carlos de la Torre, José de Jesús Hernández Chávez, Ramón Gómez Arias y David Hernández
Son ya 60 años de historia desde que con presencia del Obispo de Torreón, Fernando Romo Gutiérrez, se puso la primera piedra de un complejo espiritual y religioso en la pascua de 1958 que fue bautizado como Casa Íñigo.
En un terreno de dos hectáreas donado por Hilario Esparza, se puso ladrillo a ladrillo hasta formar un lugar nacido del ímpetu y la amplia visión de los padres Carlos de la Torre, José de Jesús Hernández Chávez, Ramón Gómez Arias y David Hernández.
En el transcurso de los cinco años se terminaron de construir las 40 habitaciones del centro, se construyó la capilla, el comedor, las oficinas, los cuartos de los Padres, el patio el jardín y para 1965 ya estaba terminado.
Esto gracias a personas que impulsaron lo que sería un espacio de encuentro, reflexión y diálogo, pero sobre todo un lugar que abre sus puertas para quien busca una nueva forma de vivir la vida.
Fue en el 2004 que un grupo de ‘laicos’, es decir, aquellas personas que no tienen algún cargo eclesiástico y son colaboradores con la institución, se involucró para ser parte administrativa de la Casa Iñigo en conjunto con sacerdotes Jesuitas, quienes se hacían cargo hasta ese entonces de la casa, señala la directora Margarita Lascurain Ochoa, quien administra el lugar junto el Padre Enrique Ponce de León.
“Un grupo de laicos le pide a los Jesuitas de la Compañía de Jesús, que podrían ayudar a mantener y administrar la casa y así fue como empezamos a colaborar más a fondo con ellos y a realizar algunos cambios positivos”, expresa.
A partir de ahí se le agregaron servicios a la comunidad como el agregado de retiros de diferente duración impartidos por sacerdotes jesuitas, además de cursos y talleres con variedad de temas durante todo el año, además de Yoga y un cine foro, para ser catalogado hasta ahora como el Centro de Espiritualidad Iñigo.
La directora a cargo de la casa desde 2006 destaca la misión del centro enfocado a capa y espada en fortalecer a las personas y Fue en 2004 que un grupo de ‘laicos’ se involucró para ser parte administrativa de la Casa Iñigo, en conjunto con los sacerdotes Jesuitas. Casa Iñigo celebra 60 años de historia. tejer una comunidad para una mejor convivencia con el fomento siempre de valores como el amor, la justicia, la paz y la verdad, con una expresión integral humana, espiritual, ética y psicológica.
“Todo aquello que te haga mejor persona, es algo que te hace crecer tu espíritu y aquí aportamos para que así sea”.
Por su parte, la colaboradora en el centro, Mónica Aguilar, resalta la evolución de la casa que llega a atender a más de 3 mil personas en sus diferentes servicios y las mejoras en sus condiciones para un servicio de mayor calidad y calidez con remodelaciones en los salones, en el auditorio y las habitaciones de los retiros que atienden a visitantes de diferentes religiones y lugares de toda la república y algunos extranjeros.
Asegura que colaborar en un hogar con 60 años de historia de servicio, representa seguir por el camino de ofrecer lo mejor posible espiritual y materialmente a quien así lo requiera.
“Seguimos el espíritu de amar y servir como lo indica el espíritu jesuita, es, en estos tiempos tan violentos una alternativa para tratar de desarrollar lo bueno que tenemos como seres humanos, comparte Mónica Aguilar.
Las pollocoas
El primer consejo directivo de la Casa Iñigo fueron Francisco Martín Borque, Fernando Zertuche, Luis Hibert, Martín Pérez Domenech y Emilio Murra, quienes en un inicio para recaudar fondos organizaban corridas de toros y obras de teatro, luego adoptaron la venta de pollos al estilo Iñigo y su salsa Misterio.
El hecho de vender pollos al carbón para apoyar en la construcción de la Casa Iñigo, representó parte de los pilares que mantiene con firmeza el sitio que tiene desde su esencia ser un centro donde se acompaña a las personas en el desarrollo de su potencial humano de manera integral e inclusiva.
Fiesta por los 60 años
Como parte de la celebración por el 60 aniversario de la Casa Iñigo, se organizó en sus instalaciones una misa y una cena para 400 invitados entre colaboradores, sacerdotes, líderes religiosos e invitados especiales quienes disfrutaron de una noche que no presentó lluvia, sólo un ambiente de fiesta donde las sonrisas y la música sobresalieron.
La ceremonia de acción de gracias fue presidida por el padre Provincial de la Orden Jesuita de México, Francisco Magaña Aviña, así como el obispo de Torreón, Luis Martín Barraza Beltrán y 12 padres jesuitas.