Alebrijes toman las calles de la ciudad
Mireya López Teniza y Verónica Díaz/
Es un animal con alas, grandes orejas y un cuerpo en forma de perro o rinoceronte, según se vea. Sus tonalidades son llamativas, muy coloridas: azul, morado, rojo con amarillo. Tiene dos cuernos en su nariz y se hace llamar Escabaronte. Surgió de la imaginación de algunos integrantes de la Asociación Civil Amigos de la Letra Impresa, que ayer participaron en el Desfi le de Alebrijes Monumentales, organizado por el Museo de Arte Popular (MAP).
Desfi laron cerca de 200 ejemplares que, como cada año, como por acto de magia se adhirieron a este proyecto impulsado por el MAP para llevar tan singular desfi le por las calles de la ciudad. Público variopinto pudo disfrutar del tránsito de estas figuras que parecieran haber salido de los sueños, ansiosas de mezclarse con la gente y llamar su atención con colores llamativos y sus bailes al ritmo de todo tipo de música.
Las grotescas y desfachatadas figuras iniciaron su recorrido en el Zócalo capitalino a partir del mediodía, lugar donde fueron fotografiadas por personal del MAP para que un jurado las evalúe más adelante y decida cuáles son los alebrijes ganadores.
El recorrido continuó por Avenida 5 de Mayo, Avenida Juárez y Paseo de la Reforma encabezado por la banda de música del Cuartel General del Alto Mando de la Secretaría de Marina, hasta llegar al Ángel de la Independencia. Allí los alebrijes se colocaron sobre Paseo de la Reforma para permanecer en exhibición hasta Las piezas que participaron en el desfile estarán en exhibición a los costados del Ángel de la Independencia. el 4 de noviembre.
Cada figura iba acompañada con su cédula de identificación y con los creadores de la pieza. Estos seres estaban diseñados en diferentes tamaños, que van desde un metro y medio o dos metros, hasta 3.6 metros de altura. Montados sobre plataformas de 60 centímetros para permitir que el público tuviera mayor visibilidad —especialmente los niños—, los alebrijes recorrieron el trayecto en cerca de dos horas.
Tanta expectativa causa este desfi le anual, que mucha gente llegó horas antes de iniciar para alcanzar un buen lugar y gozar del espectáculo en primera fi la. Durante el recorrido se escuchaban porras: “¡Somos alebrijes, alebrijes, alebrijes!”. Algunos padres de familia corrían junto con sus hijos para alcanzar al más vistoso de ellos. Las calles se llenaron de criaturas imaginarias, bandas de guerra, grupos de danza tradicional de varios estados y muchos turistas. La gente observaba sorprendida, se regocijaba. “¡Ese está increíble! ¡Mira lo que vienen allá!”, decía emocionado un señor a sus hijos.
Los ganadores del concurso recibirán un estímulo económico a los primeros tres lugares: 60 mil pesos al primero, 40 mil al segundo y 30 mil al tercero. La premiación será el 3 de noviembre.
Elegir un destino
Por primera vez personas privadas “¡Ese está increíble! ¡Miren los que vienen allá!”, decía emocionado un señor a sus hijos de la libertad de un Centro de Reclusión de Ciudad de México participaron en el Desfile de Alebrijes Monumentales con una pieza a la que decidieron titular “Eligiendo mi destino”.
El subsecretario de Sistema Penitenciario de Ciudad de México, Hazael Ruiz Ortega informó que un grupo integrado por 17 personas que se encuentran en el Reclusorio Preventivo Varonil Sur vieron en la convocatoria del MAP la oportunidad de expresar y comunicar a la sociedad los sentimientos que los invaden al estar en reclusión. Sus anhelos confluyeron en la creación de un ser fantástico, un alebrije.
“Eligiendo mi destino” representa el cambio de mentalidad de las personas privadas de su libertad, que buscan su reinserción en la sociedad. Trabajar en este proyecto les permitió también aquilatar la importancia del trabajo en equipo, de compartir la responsabilidad de dar vida a sus sueños.
En la elaboración de “Eligiendo mi destino” participaron 17 personas privadas de la libertad: 15 artesanos, un responsable del diseño y uno de la ejecución. Los creadores manifestaron que “este alebrije representa una nueva oportunidad para decidir cómo enfrentar la vida diaria en reclusión: crecer, aprender, luchar, salir o hundirse, estancarse y conformarse”.