Milenio Laguna

Dicen que Don Juan

Nepomuceno Flores quien vivía ahí con su esposa e hijos, había dejado oro escondido

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Fue por el año de 1930 cuando un excoronel de apellido Zurita entusiasma­do en encontrar tesoros, contrató a un grupo de personas para escarbar en lo que fue la Hacienda “La Floreña” o San Juan de Aviles, hoy Ciudad Juárez Durango porque aseguraban que Don Juan Nepomuceno Flores quien vivía ahí con su esposa e hijos, había dejado oro escondido en alguna parte de la edificació­n debido a que esta era reconocida como su centro de operación de las otras más propiedade­s que tenía. Juan Nepomuceno Flores, era un hacendado que tenía una gran fortuna, y había comprado a San Juan de Aviles así como San Juan de casta hoy Villa León Guzmán, inclusive se cuenta que solamente le falta una hectárea para ser dueño de un millón de hectáreas. José Jesús Vargas Garza cronista de Ciudad Lerdo comentó sobre este hecho que fue parte de un episodio histórico importante no solamente de la ciudad, sino de los municipios hermanos. “El excoronel Zurita entusiasma­do por buscar tesoros en una ocasión le dijeron personajes antiguos que vivían en la hacienda de que Juan Nepomuceno Flores había guardado un tesoro muy importante y que lo había escondido en uno de los cuartos de “La Floreña”” manifestó. Una vez que supo la noticia, contrató a varios individuos para que le ayudarán a escarbar en los sitios donde le habían contado las personas en donde posiblemen­te podría estar el tesoro escondido. Durante varios días los trabajador­es estuvieron excavando, tirando pisos, y paredes de cada uno de los cuartos, buscando hasta en el más alejado rincón de la vivienda. Debido al alboroto que ocasionó en ese entonces, pues los curiosos se reunían en la plaza principal que se ubica frente a donde estaba la vivienda al lado de la iglesia de Nuestra Señora del Refugio, no pasó mucho tiempo cuando también habitantes de Gómez Palacio y Torreón supieron sobre los hechos y acudían para ver, pues tal vez en una de esas, podrían ser testigos del hallazgo del tesoro de Nepomuceno Flores. “La gente de Lerdo, de Gómez Palacio y Torreón hacían hasta una romería porque todos los días desde muy temprano se ponían en la plaza principal de Villa Juárez esperando la noticia de las personas para ver si habían encontrado el oro”, externó. Pero el trabajo de excavación no fue fácil, pues al momento de avanzar se toparon con muros grandes, que eran los cimientos de la arquitectu­ra de la casa lo cual ocasionó una cierta desmotivac­ión hasta que toparon con un túnel cuya dirección les daba a la iglesia de Nuestra Señora del Refugio. Mientras pasaban los días, el Gobierno Federal se enteró sobre las acciones que se estaban llevando a cabo en la residencia de “La Floreña” así como los fines, e intervino. Vargas Garza mencionó que en ese entonces ya había una dependenci­a encargada de proteger edificios históricos, la cual frenó la búsqueda del tesoro “porque no iban a permitir que afectara la iglesia” y les impidieron que continuará­n. Lo anterior debido a que el derrotero, es decir el camino les daba debajo del altar. Nempomucen­o Flores falleció en 1886 y en un principio su cuerpo permanecía en la iglesia, después se lo llevarón a la Hacienda de Peñón Blanco, en 1930 la propiedad pasó a mano del ejido, y luego de que el Gobierno Federal intervino e impidió que el excoronel Zurita continuara con los trabajo, fueron los propios ejidatario­s que decidieron seguir buscando el tesoro, y terminarón por desaparece­r la edificació­n. El cronista de la ciudad, narra que aún en 1950 había algunos vestigios de lo que fue “La Torreña” y ahora soalmente como testigo de ese episodio, está el monumento histórico de la Parroquia de Nuestra Señora del Refugio. “Era una de las haciendas más importante­s construida en 1837 y terminada en 1843 junto con la parroquia, la construcci­ón era de dos niveles y tenía alrededor de 30 cuartos”, enfatizó.

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