El agua requiere de inversión privada
Como
ha sido evidente con las obras de mantenimiento de Cutzamala, urge modernizar la red hidráulica de Ciudad de México. Y no solo la de la capital, el país entero requiere miles de millones de pesos para construir nueva infraestructura y eficientizar la existente.
El reto es gigantesco y sin embargo existe un movimiento dentro del gobierno para excluir la indispensable participación de la iniciativa privada. La nueva Constitución de Ciudad de México prohíbe la inversión privada en redes hidráulicas y limita la gestión del agua al gobierno.
Con el argumento de impedir una supuesta privatización del agua y no satisfecho con las restricciones ya establecidas en Ciudad de México, Martí Batres, presidente del Senado, presentó recientemente una iniciativa que impedía cualquier participación privada en el “financiamiento, construcción, operación y mantenimiento de la infraestructura hidráulica” en todo el país.
Las ramificaciones de dicha propuesta habrían sido sumamente negativas. De entrada, múltiples proyectos hidráulicos en el país que ya cuentan con participación privada habrían tenido que disolverse, con un enorme costo para el erario. Más preocupante aún, toda la multimillonaria inversión que se requiere a nivel nacional la tendría que hacer el gobierno por sí solo. Ni siquiera podría pedir prestado a un banco privado o colocar un bono en los mercados financieros. Por fortuna, la iniciativa de Batres fue rechazada.
Aun así, el sentimiento contra la participación privada en el negocio del agua —y en otros negocios como el energético— prevalece en esta administración. A muchos les gustaría que el “Estado” retomara la hegemonía no solo en el agua sino en diversos sectores de la economía.
Por supuesto que la iniciativa privada no es infalible. Existen numerosos ejemplos de ineficiencias, malos manejos y corrupción. Sin embargo, si algo nos ha enseñado la historia una y otra vez —no solo en México sino en el mundo— es que, en general, el sector privado es más eficiente que el gobierno. Además, retos de la magnitud de mantener, modernizar y expandir la infraestructura hidráulica del país requieren la participación tanto del gobierno como de los empresarios.
Es evidente que el gobierno no ha hecho las inversiones necesarias a la fecha. En Cutzamala no se ha llevado a cabo mantenimiento mayor desde hace 30 años. La edad media de la infraestructura de CdMx es de 60 años. Todavía hay hogares, incluidos en las principales ciudades del país, en los que no llega agua potable. La deficiente infraestructura provoca que se desperdicie una proporción muy elevada del líquido por fugas: en Ciudad de México 40 por ciento, en Chiapas 70 por ciento. Un buen número de los acuíferos del país están contaminados.
No se trata de “privatizar” el agua sino de incorporar un valioso aliado.