Votamos por justicia; no venganza
Desde los crímenes de Estadode Venustiano Carranza, con el asesinato de Emiliano Zapata; los asesinatos de Huitzilac, Morelos; Álvaro Obregón, con los homicidios del mismo Venustiano Carranza y Francisco Villa; Plutarco Elías Calles (fundador del PRI en 1929), con el asesinato de Álvaro Obregón; las barbaries del 2 de octubre, el 10 de junio ( jueves de corpus), “Aguas Blancas”, “Acteal”, Ayotzinapa, Tlatlaya, y otros exterminios más de sectores de la población por parte del gobierno; México no ha visto la justicia penal.
Tampoco México ha visto justicia penal en los grandes saqueos de los dineros del pueblo por los gobernantes de ayer y hoy, que sería largo enumerarlos; pero que nuestros queridos lectores inmediatamente recuerdan; y si no se ha hecho ni se está haciendo justicia es porque los gobernantes no quieren; pues a los únicos funcionarios que meten a la cárcel es a los que han caído de su gracia o no han cooperado para las campañas electorales.
No ha habido justicia con los gobernantes delincuentes porque México no ha sido ni es un país de leyes, sino de hombres en el poder que las aplican selectivamente solo contra el pueblo desvalido; lo cual le causó un sentimiento de indignación y de coraje contra sus gobernantes; que lo llevó al hartazgo; al grado de optar en el año 2000 por un cambio de partido en la Presidencia de la República, que con un fenomenal fraude electoral se repitió en el 2006; y con los cuales hubo un retroceso en materia de seguridad pública; y por lo que también con fraude electoral, el PRI regresó en 2012, solo para aumentar aún más la indignación y el hartazgo.
Pero lo que más irritó al pueblo de México es la corrupción y la impunidad; las cuales son las caras de una misma moneda; pues la corrupción hace a la impunidad, y ésta es efecto de la corrupción; lo que las vuelve un círculo vicioso.
Por eso el pasado 1 de julio más de 30 millones de mexicanos votamos porque no se repita no solamente la corrupción sino para que no queden impunes los delitos que cometieron los funcionarios y no funcionarios que traficaron con el poder público en los tres sexenios pasados, y se les aplique la ley no por venganza sino por justicia; no hacerlo sería decepcionante para todos los que esperamos una verdadera transformación.
Hacer realidad el Estado de Derecho, dejar a los encargados de procurar y de impartir justicia, cumplir la ley, que es a la única que deben obediencia, y apoyar que las instituciones cumplan cabalmente con la función pública que les corresponde conforme a derecho y no a consignas políticas, no puede ser causa de desestabilización alguna en el país; sino al contrario, es creer y tener fe en el nuevo gobierno para trabajar unidos a él.
No ha habido justicia con los gobernantes delincuentes porque México no ha sido ni es un país de leyes