Agua escasa y contaminada
El magnífico artículo “Recuperar los acuíferos y atender contingencias” de Gerardo Jiménez González es un testimonio contundente y una reiterada denuncia del grave problema del agua que sufre la Comarca Lagunera. Lejos de abordar el tema con sensacionalismo pone el dedo en la llaga sobre un tema que es fundamental para el desarrollo regional y para la salud de todos los laguneros: “la sobreexplotación y contaminación de nuestros acuíferos”.
Sorprende el silencio y la pasividad tanto de las instancias de gobierno como de la propia sociedad frente al abuso “en la extracción de agua del subsuelo a casi el doble que se recarga cada año” y los graves excesos que han provocado “que el agua bombeada en una gran parte de pozos esté contaminada” por la presencia de altas concentraciones de arsénico y su repercusión en la salud pública de la región.
Revela que los filtros que se han instalado en 50 de 180 pozos para el abasto de agua para uso doméstico son una solución parcial y temporal, porque esos filtros “tienen caducidad y deben renovarse a un alto costo financiero” pero lo más grave es que la totalidad de los 180 pozos existentes deberían contar con esos filtros en atención a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud “que ha bajado los valores a 10 microgramos por litro” de agua y no los 25 microgramos por litro que establece la NOM-127-SSA “como niveles de tolerancia para el organismo humano”.
Sus recomendaciones son razonables pero lo preocupante es que nadie asume su impostergable responsabilidad frente a este grave problema. El diagnóstico ahí está. No contamos con un sistema de medición confiable que nos informe sobre el volumen de las extracciones ni con una estrategia que permita recargar el acuífero para atender nuestras necesidades domésticas. La explotación del acuífero es irracional e irresponsable, urgen medidas emergentes para impedir la corrupción que pone en riesgo la salud humana y el futuro de La Laguna.
El viejo clamor por el Estado de La Laguna también obedece a estos excesos.
No contamos con un sistema de medición confiable que nos informe sobre el volumen de las extracciones ni con una estrategia que permita recargar el acuífero