Tres de Saúl Rosales
Ayer que recibí, en muy bella edición, el libro Sor Juana La Americana Fénix, compendio de ensayos que giran sobre el gozne de la gran poeta, de Saúl Rosales Carrillo (Universidad Autónoma de Coahuila, 2018), me tele-transporté a los viejos y muy gratos tiempos del grupo literario “Botella al mar”, presidido por el propio Saúl y recordé tres frases del maestro.
La primera se la escuchamos Enrique Lomas y yo en Múzquiz, Coahuila, a propósito de una bella jovencita que andaba zopiloteando a Lomas. Saúlle dijo a Enrique: “¡Qué desdén de la fortuna amorosa!”.
La segunda fue fraguada por el capitán del barco de nuestro taller cuando alguien aludió a la gente que desdeña los libros, que execra de la lectura y que se decanta por la frase de El Criticón de Baltasar Gracián (“Vivir un poco más, saber un poco menos”).
Saúl dijo a la letra que los enemigos de la lectura son “ineptos para vivir”. Y la tercera fue pronunciada por Saúl cuando Héctor Matuk, Jaime Muñoz y yo le preguntamos acerca de si valía la pena nuestra producción literaria. La frase de Saúl fue ésta: “La calidad domestica a cualquiera”. Muchísimas más fueron las enseñanzas verbales del infatigable magisterio de Saúl, algunas relacionadas de modo directo con el oficio de la literatura; otras alentadas por el arduo oficio de vivir.
Alguna vez Pablo Arredondo me dijo emocionado: “Hay que evitar, como decía Saúl, la poesía de auto-consumo”. Cuatro frases elocuentes de Saúl, pues.
“La primera se la escuchamos Enrique Lomas y yo en Múzquiz, Coahuila, a propósito de una bella jovencita que andaba zopiloteando a Lomas. Saúlle dijo a Enrique: “¡Qué desdén de la fortuna amorosa!”