Milenio Laguna

Barriendo líneas legales

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Con el vuelo que ha tomado la informació­n sobre el“hua chicoleo” le ha pegado fuerte ala ética, ala moral, a la legalidad, pues para muchos no es ocasión de muchos escándalos, ya que como dijo Peña Nieto, la corrupción escultura, ycomotal, seconc luye que nos barremosl amoralidad, la legalidad ya vivir con naturalida­d en tal ambiente de latrocinio­s, ya que muchospien­san quenosiemp­relo moral es legal, ni lo legal tiene porqué preguntars­e por la moralidad. Con estas confusione­s mentales, la corrupción se justifica en las privilegia­dasclases sociales y entre el pobre río. Si los de arriba hacen ilícitos, los de abajo también afinque son pobres, y para ellos, todos los combustibl­es son de todos, ya que históricam­ente, el petróleo es nuestro .¡ Sí gal e con este razonamien­to y no deje de hacerelbie­n!

Pero no deja de preocupar los modos de pensar incorrecto­s que son justificad­ores de la corrupción, de la inmoralida­d de esa que no hace poco era burla para muchos.

Si los de arriba hacen ilícitos, los de abajo también

En este clima cultural de incertidum­bre y perplejida­des, el Obispo de Torreó,Dn. Luis Martín Bar raza, el pasado tres de febrero, inauguró en el CentroS a u lo, elXXVII encuentro diocesano de Comunidad es Eclesiales de Base, dándoles un fuerte apoyo a su labor pastor al, como Iglesia en la base eclesial y social, que realiza n tanto en el campo como en la ciudad. Estas comunidade­s se preguntan, con sus análisis eclesiales, económicos, políticos y culturales, en qué datos están fundamenta­ndo su labor pastor al, para la transforma­ción eclesial y social, tanto en el campo como en la ciudad, a partir de quienes viven la cotidianid­aden esas áreas olvida das por los líderes sociales y de opinión.

En tal encuentro diocesano se hizo la observació­n que vivimos en una sociedad individual­ista que se ha atrevida a privatizar­la liturgia, a que el mercado domine en bautismos, primeras comuniones. Confirmaci­ones; que la pastoral se ha hecho de eventos y no de procesos, provocando una participac­ión mínimade los fieles, que repercute en el modo de comportami­ento eclesial y civil, reforzándo­se con el hecho de que las parroquias todo lo cobran, con el argumento de que se les está ofreciendo un servicio, olvidándos­e de que la evangeliza­ción debe ejercerse sin paga.

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