Nuestra Dama y su Planeta
Las reacciones al incendio en la catedral de Notre-Dame han resultado conmovedoras. Gente en todo el mundo se ha volcado para expresar su solidaridad con el pueblo francés ante la trágica destrucción de parte de la estructura gótica de más de 800 años de existencia y de algunas de las obras de arte que se encontraban al interior del templo. Cantos, rezos y donaciones que
fluyen por millones para salvar el monumento más visitado en Europa. Un plan de acción global en el que hasta la Casa Blanca de Donald Trump busca sumarse para tratar de ayudar a la reconstrucción.
Qué importante sería que la devastación de nuestro planeta y de los seres vivos con los que compartimos este espacio nos moviera de la misma forma. No se trata de menospreciar la tragedia en París, sino de preguntarnos qué debemos hacer para generar el mismo sentido de unión y el mismo sentido de urgencia frente al reto más apremiante de nuestra generación.
Los efectos de lo que conocemos como cambio climático son cada vez más visibles, la ciencia es incontrovertible y, aun así, seguimos estancados en un debate absurdo sobre cuál es el mejor curso de acción o peor todavía, en la negación o la descalificación de los hechos. Ante nuestra pasividad, 200 especies desaparecen cada día mientras avanza la erosión del suelo fértil, la deforesta
Compartamos ese sentido de pérdida con el ambiente
ción de los grandes bosques, la contaminación del aire y la acidificación de nuestros océanos. Apenas ayer lo advertía la joven activista Greta Thunberg frente al parlamento europeo: los cimientos del planeta son ya menos sólidos que los de Notre-Dame.
El ambientalista senegalés Baba Dioum decía que los seres humanos “conservamos lo que amamos, amamos lo que conocemos y conocemos lo que se nos ha enseñado”. La frase me hace pensar que la reacción ante lo ocurrido en NotreDame tiene que ver con el sentido de pérdida personal que millones sintieron al enterarse de su destrucción parcial. Me pregunto ¿por qué no compartimos ese mismo sentido de pérdida personal cuando hablamos del medio ambiente? ¿Dónde está la desconexión, por qué no digerimos la ciencia y actuamos en consecuencia? Lo de Notre-Dame es una pena, pero esto es una amenaza a nuestra existencia. Ojalá todos lo entendiéramos así.