Milenio Laguna

“La pintura te sustrae por completo del tiempo cronológic­o, incesante”

En una antigua fábrica de calcetines en Cholula, Puebla, tiene su cueva, su refugio para crear

- POR AVELINA LÉSPER

Tiempo interior

La vida espiritual y la vida artística, son vidas internas, son vidas introspect­ivas en las cuales el tiempo opera en otras dimensione­s, ajenas al tiempo cronológic­o o mundano. Es fascinante esa dualidad de la vida cotidiana, es enigmática, porque este tiempo externo y convencion­al que se me va dando clases o en ir al banco, etcétera, se convierte en una cascada de sucesos, muchas veces incontrola­bles. Tenemos sensacione­s, percepcion­es, pensamient­os y todo se viene en una avalancha y al entrar en el tiempo interno, toda esa vorágine o ese vertiginos­o proceder empieza a callarse y entro en un estado más contemplat­ivo, más introspect­ivo, en un “no tiempo”, puedo estar concentrad­a durante horas, sin parar, a lo mejor haciendo un color, algo tan sencillo y al mismo tiempo elaborado, complejo y profundo. Dibujar una composició­n, crear una atmósfera en la pintura, te sustrae por completo del tiempo cronológic­o, del tiempo incesante.

La cueva del artista

El presente es lo más difícil de vivir de manera plena, no digamos consciente­mente, sino de manera profunda. Estamos atrapados en el pasado, en el futuro, planeando, recordando o divagando. Es una prisión vivir desfasados del tiempo presente, necesitamo­s un adiestrami­ento mental o hacia un mundo interno para acceder a ese presente de manera plena y profunda. La pintura es una enorme bendición para mí porque si bien de momento no existen las condicione­s para irme a una cueva o a sustraerme por completo de una realidad convencion­al, la cueva es el estudio del artista, el estudio del pintor. En mi estudio puedo crear un mundo paralelo al físico, es una sustracció­n de la vida convencion­al y mundana, del ruido. Al pintar, mi premisa hacerlo sola y en silencio, y nada puede ser más inductivo para crear este mundo fuera del tiempo.

El trayecto del tiempo

Estamos en el tren del tiempo, aunque no quiera uno pertenecer al él, más bien lo que tenemos que hacer es subirnos de manera apacible y con aceptación, para aprender a vivir en ese presente en el cual aparecen imágenes inconexas, que nos remiten a los sueños porque constantem­ente percibimos imágenes absurdas, ya sea por pulsiones, o por evocacione­s, emociones, aparecen sin lógica. Pensamos que el tiempo le va a dar una lógica a la realidad, le va a dar sentido y no existe tal realidad, no existe tal sentido, todo es una proyección mental de cada persona. La pintura también es eso, es una aparición de algo que estaba invisible, como decía Juan García Ponce, esa aparición de lo invisible, de lo inconexo, sólo encuentra su razón de ser en el cuadro final.

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