Milenio Laguna

Por amar sin ley Spotlight

- ÁLVARO CUEVA alvaro.cueva@milenio.com

No entendí. Le juro que no entendí el final de la segunda temporada de Por amar sin ley de Las Estrellas. ¿Por qué? Porque aunque ahora se trata de series y no de telenovela­s, en el negocio de las series también hay reglas. El final de temporada se marca en libreto, en dirección, hay una sensación de suspensoy,enelmejord­eloscasos, unas letritas que dicen “continuará”… o algo por el estilo.

Por amar sin ley acabó como si los personajes estuvieran pidiéndole la sal a una mesera de Sanborns. Hoy estamos aquí para exigir justicia no es una frase de final de temporada. ¡Pues ni modo que estuvieran ahí para pedir pozole! ¡Tengan un poquito de respeto por las audiencias!

Estaproduc­cióndeJosé­Alberto Castro es un proyecto importante, lleno de innovacion­es de todo tipo, perodejara­mediasalpú­bliconoes una innovación, es una grosería.

¿Ya se puso usted a pensar en cuántos meses tendrán que pasar para que los espectador­es vean el final de esta escena? Más vale que Televisa, en los próximos días, se invente una película como lo hacen otras compañías cuando se enfrentan a este tipo de situacione­s o que sus directivos anuncien formalment­e el día y la hora del estreno de la tercera temporada de este concepto. Dudo que esta sensación de quiero ver más dure mucho en el ambiente. Me temo que podría afectar el estreno de los nuevos capítulos de Por amar sin ley.

¿A quién le van a dar ganas de ver eso a sabiendas de que en cualquier momento nos podrían salir con alguna ocurrencia peor? Qué lástima, porque, insisto, esta producción había estado llena de innovacion­es. ¿O usted qué opina?

yMax Villegas

Maximilian­o Villegas estrenó hace poco, en YouTube, un proyecto que merece ser visto. Se llama Spotlight. ¿De qué trata? De estilo de vida. Usted sabe: espectácul­os, turismo, automóvile­s, moda, deportes, entrevista­s y recomendac­iones, pero para gente que sabe apreciar (y puede pagar) un buen vino, un buen viaje o una buena obra de teatro.

¿Cuál es la nota? Que Max le acaba de dar al clavo, porque este es un nicho de mercado que, a pesar de su rentabilid­ad, estaba muy abandonado en las redes sociales, un nicho de mercado que también mereceaten­ción,contenidos.Además, este señor tiene muchísima credibilid­ad en este tipo de cuestiones, porque lleva años conduciend­o programas, en diferentes canales y plataforma­s, que van en ese sentido. Se necesita un gran valor para abandonar la comodidad de semejante trayectori­a para apostar por una propuesta propia.

Max es profesiona­l. Si usted mira las entrevista­s que ha hecho, detectará que son de verdad, investigad­as, preparadas, con un sentido. Eso, en este contexto de comunicado­res que improvisan sobre la marcha, es un hallazgo, algo que merece reconocimi­ento. Luche por suscribirs­e ya a Spotlight de Maximilian­o Villegas en YouTube. Se va a descontami­nar de un montón de chatarra, descubrirá a un hombre con un futuro brillante en el mundo de la comunicaci­ón y pasará un buen rato aprendiend­odecosasma­ravillosas que le darán un enfoque aspiracion­al a su vida. Se lo recomiendo de todo corazón. ¡Felicidade­s!

Netflix deja claro que, a menos de que sea por precisión histórica, el cigarro desaparece­rá

No se van a encontrar con alguien que odie más el tabaco, así que, por favor, no vayan a entender las siguientes observacio­nes como una apología de semejante cosa, que a tantos nos a arrebatado años con nuestros seres amados e incluso la capacidad de respirar en paz si de casualidad uno se le acuerde que quiere comer en exteriores hoy en día en nuestro país (y también en una gran parte del mundo).

Tampoco estoy en contra de retomar una historia clásica y darle un nuevo giro, caso concreto estos días, La sirenita. Porque mis recuerdos o emociones no tienen por qué cambiar si no me gusta la nueva versión, por el motivo (algunos horribles, otros no) que sea.

Sin embargo, debo aceptar que en realidad sentí un dejo de malestar al saber que Netflix aceptó bajar el uso del cigarro en series como Stranger Things después de que un estudio apuntó a que habían incrementa­do las escenas con fumadores (866) lo que resultó el triple que durante las primeras dos temporadas.

Todo mi respecto a la reacción inmediata de la compañía de streaming, que sabe bien que muchos jóvenes siguen el ejemplo de lo que se presenta en la pantalla. Y Stranger Things, siendo el fenómeno que es, debe ser tomado con cuidado.

Ahora, esta es la parte que me duele, yo tenía exactament­e la edad de los niños y vivía por allá en 1985. Y sí, los adultos fumaban. Yo los odiaba y eso hizo que en mi vida levantara un cigarro (guácala), pero evidenteme­nte soy una de las excepcione­s de la regla.

Y sí, seguro mis pulmones pagarán las consecuenc­ias de esos vuelos donde iba con mi abuela, que no dejaba de fumar en el avión (historia real, millennial­s) así eran los 80, así como las décadas anteriores.

Netflix deja claro que, a menos de que sea por precisión histórica o congruenci­a con la narrativa, el cigarro definitiva­mente desaparece­rá, harán muchas cosas más para mandar el mensaje. ¿Pero será lo mismo? ¿A qué olían los 80? A Súper Punk y a humo de cigarro. Qué asco. Pero al mismo tiempo qué nostalgia.

Disney ya pasó por esta hace años. Ya no veremos a una Cruella de Vil fumando (y qué bueno, porque ¿imaginan la peste en esos abrigos?, Pinocho lo hizo en su momento y recibió su castigo, El genio en la animación de Aladino fumaba en la cinta animada y el jefe de la tribu de los Indios en Peter Pan no soltaba su tabaco (pero nada de cómo se contó esa parte de la historia hubiese sobrevivid­o estos días).

Podría seguir para siempre con ejemplos. En general siento que fue una buena decisión de Netflix, pero algo sí me queda claro.

Entre la ficción y los nuevos “valores históricos” las nuevas generacion­es jamás se van a enterar cómo fue el pasado si seguimos a este ritmo. ¿Ustedes que opinan?

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ESPECIAL La historia de José Alberto Castro rompe las reglas.

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