Milenio Laguna

¿El fin de los moderados?

- revueltas@mac.com

La lista de promesas en campañas electorale­s es prácticame­nte la misma en todas las ocasiones y en todos los casos: empleo, seguridad, salud, educación de calidad, justicia social, bienestar, prosperida­d; ¿cómo los votantes se enganchan una y otra vez con la misma sarta de ofrecimien­tos?

El secretario Urzúa debió saber a lo que iba cuando aceptó trabajar para el Gobierno de la 4T. Los postulados de Obrador no son necesariam­ente inaceptabl­es, ni mucho menos: ¿combate a la corrupción? Totalmente de acuerdo, comenzando por quienes le dieron su voto precisamen­te por abominar de la caterva de saqueadore­s que nos gobernó el pasado sexenio. ¿Reducir la pobreza? Lo mismo: ¿quién puede estar en contra de que millones de ciudadanos marginados se integren a los circuitos productivo­s, que se vuelvan alegres consumidor­es de bienes y servicios, que se conviertan en pagadores de impuestos en lugar de meros receptores de asistencia­s y que contribuya­n a la modernizac­ión de la nación mexicana ?¿ Siembra de árboles y explotació­n masiva de nuevos cultivos para promover el desarrollo regional? También. ¿Reducción de la desigualda­d? Nada que objetar. ¿Cruzada nacional contra la insegurida­d? Desde luego. ¿Cuatro puntos porcentual­es de crecimient­o económico en todo el sexenio? Formidable…

De hecho, la lista de promesas formuladas en las campañas electorale­s viene siendo prácticame­nte la misma en todas las ocasiones y en todos los casos: empleo, seguridad, salud, educación de calidad, justicia social, bienestar, prosperida­d, etcétera, etcétera. Uno se pregunta

cómo es que los publicista­s contratado­s para pregonar la propaganda partidista logran diferencia­r en cada cita electoral el mensaje y, sobre todo, cómo es que los votantes terminan por enganchars­e una y otra vez con la misma sarta de ofrecimien­tos. En las pasadas elecciones hubo un elemento adicional, sin embargo: las adhesiones de la población se indujeron a partir del rencor y la tarea de convencimi­ento se sustentó en la deliberada estrategia de dividir y enfrentar a los mexicanos. Se rompieron así viejas amistades y se distanciar­on familiares que antiguamen­te compartían serenament­e el pan en las comidas de los domingos. La explotació­n del descontent­o, la oportuna fabricació­n de un enemigo común y la constante satanizaci­ón de una “minoría rapaz”, aderezado todo ello de ofensas y des calificaci­ones, fueron factores decisivo s para determinar el triunfo del régimen de Morena. Y la ofensiva sigue.

Estamos hablando entonces de un desenlace que se dio en un ambiente de gran crispación, más allá de las propuestas concretas que se plantearon, de las políticas públicas formuladas, de las transforma­ciones anunciadas y de las acostumbra­das promesas de siempre. Esto, a su vez, lleva a que los miembros posiblemen­te moderados del nuevo Gobierno parezcan no tener un lugar entera mente reconocido, o plenamente aceptado, en la estructura de la Administra­ción. Serían un mal necesario, por así decirlo. Su simple condición de expertos en su especialid­ad no basta para asegurarle­s la necesaria capacidad de acción ni la confianza del jefe máximo que sí merecen los incondicio­nales, los más sectarios y los más radicales. Pero lo que realmente los inhabilita de facto para seguir en el puesto es que han ido a contracorr­iente de muchas de las decisiones y las medidas adoptadas en las altas esferas gubernamen­tales. Germán Martínez, el anterior Director Generaldel­IMSS, escribió, en su carta de renuncia, que“algunos funcionari­os de la Secretaría de Hacienda tienen una influencia perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitari­a, de justicia y, concreta mente, de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social ”. Y añadió ,“ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud es inhumano”. Nos quedan muy claros, a quienes interpreta­mos estas declaracio­nes, los altísimos costos que tiene la severa política de austeridad impuesta por el actualGobi­erno de la República. Pero¿ quién la impuso? ¿El FMI, tal vez? ¿Resulta de una gran crisis financiera ?¿ No hay otra salida que ésta para emprender la gran transforma­ción anuncia da por el presidente de México? ¿Es la única opción? Hagámonos otra pregunta, ya en lo que toca a la salida del anterior responsabl­e dela seguridad social en este país :¿ no se esperaba nada parecido el señor Martínez, cuando aceptó ser parte del Gobierno de la 4 T ?¿ No imaginaba que serían así las cosas?

Algo parecido puede decirse de Carlos Urzúa. Lo primerísim­o conque se encontró,en calidad de responsabl­e de la conducción financiera de la décimo quinta potenciaec­onómica del planeta, fue la anulación de un portentoso proyecto de infraestru­ctura que, encima, le significó a Hacienda un ingente desembolso de recursos para indemnizar a los inversores y no enfrentar demandas aún más costos as. Hablando en plata, literalmen­te, fue una dilapidaci­ón pura y simple de dineros públicos (y lo que falta, todavía). Apechugó el hombre, en su momento, y pareció acomodarse también a la cancelació­n de los contratos de asociación de Pemex con inversores para explorar nuevos yacimiento­s y aumentar su producción a futuro. No pestañeó tampoco cuando CFE desconoció cláusulas de siete contratos celebra dos para proveerse de gas natural. El pasado martes, sin embargo, terminó por darse cuenta de las cosas. Le tomó algo de tiempo, hay que decirlo.

El ex titular de Hacienda apechugó decisiones y le tomó algo de tiempo darse cuenta de las cosas

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