Milenio Laguna

Luna: la diosa grecorroma­na

- @acvilleda ALFREDO CAMPOS VILLEDA

Los soviéticos habían acariciado el sueño de los antiguos que miraban al cielo con los lanzamient­o s de la perrita Laika, primerser vivo que or bitó la Tierra abordo delSputnik 2 en 1957, y del cosmonauta Yuri Gagarin, el hombre que inaugura los viajes al espacio en abril de 1961 a bordo de la nave Vos tok1,añ osen que la guerra fría iba aparejada de la carrera de exploració­n entre los ganadores de la Segunda Guerra Mundial: la propia Unión Soviética y Estados Unidos, que se repartiero­n el mundo en 1945 y desataron una feroz competenci­a, con no pocos inconvenie­ntes y picos de emergencia durante décadas, hasta 1989, cuando cae el Muro de Berlín.

Fueron loses t ad unid en ses,s in embargo, los que marca ron con un golpe más espectacul­ar y efectivo aun tiempo esa competenci­a, la llegada ala Luna, acontecimi­ento científico que hoy cumple medio siglo no excepto de polémicas, como las palabras de Neil Armstrong al pisar el satélite: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad ”. La frase del astronauta de Ohio vino a corona runa historia de letras dedicada sa esa luminosa y soberbia compañera del hombre.

El hombre primitivo, que comenzó a endiosar todo aquello que le era desconocid­o, la veneró y temió, pero no fue muy diferente con el inicio de la civilizaci­ón, cuando las diversas culturas, poseedoras de un lenguaje y una serie de creencias, le dieron nombre femenino.

La tradición grecorroma­na recoge textos que aluden ala Luna a lo largo dedos mil años, los más antiguos traducen tablillas m icé ni casescri tasen silabario lineal B, que son los documentos conservado­s más viejos en griego datados entre 1375 y 1200 antes de Cristo, y en ellos los doce dioses del Olimpo son mencionado­s como destinatar­ios de ofrendas.Una de ellas esÁr te mis o Fe be, identifica­da con Diana en Roma, hermana gemela de Apolo, hija de La ton ay Zeus: ella es la Luna y la Cazador a.

Ártemis no tiene descendenc­ia, pues su padre le concedióco­nservar su virginidad. Es, como su hermano, una diosa flecha dora y vive en los montes, lejos de las ciudades,cazando, re lata el Grupo Tem pe en su extraordin­ario libro Los dioses del Olimpo (Alianza Editorial, Madrid, 2009), en el que identifica a esta deidad con Se le ne, la Luna, y recibe frecuentem­ente esos nombres y sus epítetos correspond­ientes: Febe, Titania y Hécate, la diosa de las magasyhech­iceras.

Cicerón, define n los autores, explica el nombre deÁrtem is como diosa que produce luz y por eso Diana fue asimiladam­uy pronto ala deidad griega y se la veneraba junto aApolob aj olas advocac iones deIli tía ,“Alumbrador­a ”, “Engendrado­ra ”. La Luna tiene ese nombre porque luce, pues también esell aL uci na. En la Ene ida, el gran V ir gilio la canta así :“Y ya el día había dejado el cielo y la madre Fe be re corría el centro del Olimpo con noctámbulo carro ”.

A la diosa la esculpiero­n Praxíteles y Leocares; la pintaron /sobre toda la tierra… plateada ”._ Brueghel el Viejo, Tiziano y Cranach, y la honró en letras Lope de Vega. Safo de Mitilene, la poetisa de las fiestas lunar es, le cantó así 600 años antes de Cristo :“Las estrellas en torno a la bella luna / también oscurecen su rutilante aura / al tiempo que ella con plenitud alumbra

Ártemis no tiene descendenc­ia, pues su padre le concedió conservar su virginidad

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