Milenio Laguna

La Moska y yo

- RAFAEL PÉREZ GAY rafael.perezgay@milenio.com @RPerezGay

La Moska y yo somos inseparabl­es. Ya lo saben, me refiero a la perra pastora belga malinés que me acompaña. Cuando paseamos siempre llevo una bolsa. Soy muy serio y ordenado si se trata de la Moska. No se imaginen algo elegante, una bolsa con sus asas y nada más. Dentro de la bolsa cargo otras bolsas más pequeñas para la mierda de la perra, en esto soy un ciudadano modelo; cargo además una pelota para los juegos, ah, y desde luego mis airpods conectados al bluetooth, y unos lentes oscuros por si me diera por llorar. Y muchas servilleta­s.

Lo digo de verdad, los domingos en la mañana la gente llora sin saber. Sé de lágrimas. Los ves desayunand­o chilaquile­s, pero en realidad están llorando. Los conozco: ése que pidió barbacoa no para de llorar. El que come el tlacoyo sufre. Pues yo llevo mis lentes oscuros por lo que se ofrezca.

La Moska y yo charlamos. ¿Cómo andas? Le pregunto. Bien, me responde ella, pero no me caen bien las croquetas nuevas. La Moska es elegantísi­ma y lleva en el cuello un paliacate rosa que te caes de espaldas. ¿Y tú? Me pregunta ella. No te quiero mentir, no paso por mis mejores días. Ella me dice: le das demasiada importanci­a a la vida. Esto empieza y termina antes de que te des cuenta. Tiene razón la Moska.

Le digo: anda, busca a la ardilla. Levanta la cabeza, apunta con el hocico,

Lo digo de verdad, los domingos en la mañana la gente llora sin saber

y la encuentra en lo alto de un árbol. Caminamos por el andador de las calles de Mazatlán y me dice: soñé que tenías otro perro, y lo querías. Moska, le digo, no empecemos con reproches.

Caminamos apacibles y en charla cuando un perro mediano, suelto, nos ataca. No quiero presumir, pero si dejo libre a la Moska, se lo come de tres tarascadas, por eso la llevo con correa. Me van a perdonar, un perro feo. Me incendio y le reclamo al dueño. Ponle correa a tu fiera, le digo a gritos. Y el perro grande que tengo dentro de mí me dice: tu padre de nuevo buscando pleito, no tienes remedio. Tranquiliz­o a la Moska. Me pongo los lentes oscuros y encuentro una canción de Franco de Vita: “Si me dieran a elegir una vez más, te elegiría, sin pensarlo”. Canto. La Moska me dice: eres un cursi. Pinche Moska: busca la ardilla, yo también la busco. Todos buscamos una ardilla.

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