Crónica de una laguna (3)
Los corredores corren en el Bosque Venustiano Carranza. Corren en pares, a solas y de forma entrecortada. Se estiran, dan arrancones, corren y saludan a los demás (algunos sólo caminan).
Corren para medios y enteros maratones, por salud, para perder peso, con ropa deportiva, con zapatos o ropa de dormir. Mantienen su condición física, cumplen con su estilo de ser, o alimentan su inquebrantable manía (después nadie los aguanta en casa).
Los corredores corren los más temprano posible para evitar el calor. Corren por orgullo ante las transformaciones de la edad, la herrumbre de la artritis, a pasos de compás o de robot. Los corredores corren
La ciudad es toda de corredores, a toda hora y sin importar la intensidad del calor
sin miembros, con vitíligo, arropados con sombrero y grandes gafas de sol. En su mayoría son mujeres, en grupos de amigas, madres e hijas, y se mezclan con otros corredores de diferente estatura, género y velocidad: se forman pelotones, algunos con un perro al lado, luego corren solos para volverse a encontrar.
Esta ciudad es de atletas por el bosque. La ciudad es toda de corredores, a toda hora y sin importar la intensidad del calor. Corren autos, motocicletas, autobuses, bicicletas y camiones de carga. Corren al trabajo, para entregar productos en la ruta, para dejar pasajeros. Los oficiales de tránsito corren tras los corredores para imputarles una infracción, en moto, emparejados en patrullas, en el rojo de un crucero.
Corren los taxis amarillos. Al medio día, corren los ciclistas a entregar comida a los oficinistas bajo un sol de 40 grados. Corren los huber en secretoyconpasajeroenelasiento frontal, temerosos de encontrarse con la autoridad. Corren autos de lujo y atraviesan niebla de tierra y smog,alrebasarmilagrososmodelos y uno que otro carro de mulas.
En esta Laguna corren las víctimas de la confrontación, de una guerra entre mafias estatales, en el segundo sex enio azul. Corren las almas del pasado, las leyendas, la culpa: el asesinato de más de 300 chinos en mayo de 1911 durante la revolución maderista.
Corre el fuego, la expectativa de la lluvia y un vapor tropical al día siguiente. Corren los corredores.