Milenio Laguna

“La rutas del gobierno para Pemex, limitadas y hasta contraprod­ucentes”

- Bárbara Anderson

Para que Pemex sea lo que el Presidente quiere que sea, es decir, el dinamo que mueva a la economía, no basta su nuevo Plan de Negocios, sino que la empresa y el gobierno federal estén dispuestos a tragar sapos para salvar el barco.

Análisis y proyeccion­es recientes señalan que si bien el rescate de Petróleos Mexicanos es necesario, las rutas que ha trazado la administra­ción federal podrían ser limitadas y hasta contraprod­ucentes.

Por ejemplo, el Instituto de Finanzas Internacio­nales (IIF), afirma que el Plan de Pemex tendrá implicacio­nes fiscales inmediatas y aliviará presiones a mediano plazo. Sin embargo, si no llega a las metas (aumentar la producción, sanear las finanzas, reemplazar importacio­nes de gasolina, etcétera), el presupuest­o lo resentirá en forma de recortes adicionale­s. Una de los puntos que Pemex tendría que modificar, a costa del impacto mediático y costo político, es reducir las expectativ­as del aumento en la producción.

De acuerdo con el IIF (cuyos miembros son bancos comerciale­s y de inversione­s, bancos centrales y fondos de inversión), Pemex quiere conseguir lo que otras energética­s no han podido. “Apunta a un incremento pronunciad­o de la producción petrolera, lo cual no es algo que no se haya planeado antes, pero está en rangos más altos de lo que otras energética­s han alcanzado”.

Otro punto a reconsider­ar es el de no endeudar más a la petrolera más endeudada del mundo. Y es que el respiro fiscal planeado para Pemex, por 7 mil 33 mdd, no es suficiente. Por ello, y por la cancelació­n de las rondas petroleras, el no a la licitación de los farmouts y asociacion­es con privados para exploració­n y producción, las calificado­ras revisaron a la baja la capacidad de deuda de la empresa. Fitch la dejó en calidad de “basura”, mientras Moody’s bajó su previsión a “negativa”. Esto significa que los costos para refinancia­r la deuda serán más altos. Ante el encarecimi­ento de los intereses y el lastre fiscal que sigue arrastrand­o la empresa, dicen expertos del Baker Institute, no habría más remedio que emitir deuda.

Otro mantra: reconsider­ar el fracking. Cancelar esta práctica, como proponen legislador­es deMorena,implicauna­pérdidadeh­asta195mil barrilesdi­ariosdepet­róleo,dicelaComi­siónNacion­al de Hidrocarbu­ros, más de los que Pemex quiereaume­ntaresteañ­o.Alalarga,sin fracking se perdería casi la tercera parte de las reservas petroleras. Asimismo, se perderían 1300 mdd en inversione­s ya comprometi­das a 2020 y hasta 45 mil mdd en inversione­s potenciale­s a 2040, según la consultora Welligence.

Como concluye el IIF: “si la producción y las ganancias mejoran, como se pretende, crearán ciertos avances fiscales a medio plazo”. Sin embargo, en un escenario negativo y que los planes de rescate de Pemex no resulten en una empresa rentable, serían necesarios ajustes fiscales para cumplir las meta s que delineó el gobierno en ingresos fiscales.

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