Ángeles Cruz.
La actriz y directora afirma que si su vida no la hubiera construido en torno al cine, sin duda la habría cimentado en la tierra siendo una ingeniero agrónomo. Le gusta la música mixteca y su comida favorita es un mole de hongos de aguacate
“Simple, si no sembrábamos maíz no comíamos”
La actriz y directora de cine Ángeles Cruz, quien recibió este año el Ariel por su cortometraje Arcángel, visitó la ciudad de Torreón con una alegre emoción. Por una parte recuerda que su madre, la señora María Santos Murillo, originaria de esta ciudad, le contaba historias fantásticas
sobre los cultivos y cosechas que se erigen en el desierto. Pero ella creció en la tierra de su padre, Oaxaca, donde el agua hace reverdecer hasta las piedras.
En entrevista para Milenio estableció que si su vida no la hubiera construido en torno al cine, sin duda la habría cimentado en la tierra siendo una ingeniero agrónomo y entendiendo que en la cultura primaria, es decir, la agricultura, se siembran los alimentos y en la cosecha se unen las familias en un discurso amoroso. Me gustaría explorar lo que podría haber sido y no fue, porque eres actriz y directora cine. ¿Si no hubieras tomado esta alternativa, qué te hubiera gustado ser? Ingeniero agrónomo. Desde niña quería ser ingeniera agrónoma, quería dedicarme al campo, a sembrar árboles, me gusta mucho la siembra. De niña coseché maíz, sembrábamos maíz; mi padre era hablante de la lengua mixteca, mi madre es de aquí, de Torreón, entonces tuve una educación donde lo más importante en la casa era leer y sembrar. Primero quería ser ingeniera pero luego me dediqué a esto.
Al tener ese contacto con la tierra tu familia te compartió ese amor.
Bueno, era necesario y era natural; sembrábamos maíz y si no sembrabas no comías. Así de simple.
¿Cuántos hermanos tuviste?
Somos ocho. Mi padre vino a Torreón en el año de 1955, creo, como director de la Escuela Primaria Despertar Lagunero, del ejido San Antonio de los Bravos. Ahí conoció a mi madre, tuvieron cinco hijos aquí. Después don Lázaro Cárdenas, que era el primero que había apoyado a mi padre, lo llamó y le dijo: “¿Qué haces allá? Tienes que regresar a tu pueblo y regresó”. Y ya nací yo en mi pueblo.
Luego de soltar una carcajada, dijo que la historia sobre el encuentro de sus padres ha sido una llena de alegría, y en ese tono acotó que el visitar la ciudad donde nació su madre la emociona pues sólo una vez había venido a la región de las tolvaneras y los bochornosos calores.
Invitada por el gobierno del estado de Coahuila y el Museo Arocena a presentar el cortometraje Arcángel dentro del Ciclo Especial: Ganadoras del Ariel 2019, Ángeles Cruz intentó así identificar a la ciudad como la que vio nacer a su madre y como el escenario donde se conocieron sus padres.
Es una gran historia.
Es una historia muy bonita, estoy muy contenta de estar aquí, estoy con unos encuentros muy extraños en mi corazón porque yo conocí a Torreón nada más por la nostalgia de mi madre que siempre decía: “Es que mi tierra, es que la polvadera, las tolvaneras, el nogal donde yo me subía”, y pues en mi pueblo no hay nogales, hay pinos, hay encinos, humedad, lluvia, y mi mamá decía: “Es que esta humedad me cala en los huesos, me entra muy fuerte y extraño mi pueblo, extraño Torreón, extraño que me tomaba ahí mi café y aquí no hay ni gas”. Estoy en este encuentro y realmente cuando me invitaron me pareció muy emocionante eso: hablar sobre un cortometraje sobre la vejez, sobre Arcángel y Patrocinia. Mi mamá tiene ahorita más de ochenta años y como que está pasando por un proceso, evidentemente acompañada de su familia, pero por el proceso de la vejez, y venir con este corto a su tierra me parece una maravillosa coincidencia.
Ingeniero, eso habrías sido, pero ¿estudiaste algo más que la actuación?
No, sólo estudié actuación, siempre me ha gustado mucho la literatura, he tomado talleres de guión y de fotografía, pero nada más.
¿Y tu música, tu comida, tu pasión?
Me encanta Pasatono Orquesta, que es música mixteca, de Rubén Luengas, me encanta El Maromero, es una canción que me gusta mucho y yo creo que con esa me quiero enterrar, y mi comida favorita es un mole de hongos de aguacate que se cocina en mi pueblo, que creo que es una de las delicias que creo que el mundo merece conocer. Soy una apasionada de la cotidianidad: me gusta el campo, me gusta mucho caminar en el monte y me gusta escuchar música.
Siempre me ha gustado mucho la literatura, he tomado talleres de guión y de fotografía
Estoy muy contenta de estar aquí, estoy con unos encuentros muy extraños en mi corazón porque yo conocí a Torreón nada más por la nostalgia de mi madre