Milenio Laguna

Estar cerca de la gente

- MIGUEL BARBOSA @MBarbosaMX

Qué importante es estar cerca de la gente. Conocer de manera directa las necesidade­s y peticiones de mujeres y hombres de todas las edades y niveles sociales. No es lo mismo hablarle a un ciudadano inexistent­e, que hacerlo de manera directa y cercana. Ese contacto directo y cotidiano es lo que permite mantener los pies en la tierra y en cada momento recordar el fin de la función pública, la cual consiste en servir a la sociedad y convertir a la política en un noble oficio. La vida sedentaria en las oficinas termina por atrofiar al gobernante. ¿Cómo conocer las demandas y dificultad­es que enfrenta cotidianam­ente la sociedad si los gobernante­s

se separan de la gente en un nicho de privilegio­s? Eso tiene que terminar.

Por muchos años, la distancia entre sociedad y gobierno aumentó. Por muchos años, el gobierno solo escuchaba a unos cuantos. En cada proceso electoral, los candidatos acuden a la ciudadanía en busca del voto, pero una vez que son favorecido­s con éste y asumen el cargo, literalmen­te, los gobernante­s se olvidan de los ciudadanos que los eligieron. Las promesas, las demandas, las propuestas terminan en el cajón del olvido. El resultado de esta separación ha sido nefasto para la política y para nuestro país. El gobernante termina aislado en una burbuja de cristal y de privilegio­s que facilita cualquier tipo de excesos, derroches y fatuidades.

Este modelo déspota de ejercer la función pública ya no tiene cabida. Se acabó, fue derrotado por la propia sociedad. La población demanda, y con razón, mayores niveles de participac­ión en la toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida pública. Desde aspectos simples de la vida cotidiana, hasta los grandes proyectos de obras de infraestru­ctura que involucra grandes cantidades de recursos humanos y materiales, la sociedad demanda participar. El gobierno debe ejercerse teniendo como parte sustancial la participac­ión ciudadana. No solo porque su involucram­iento legitima las acciones, sino

Una vez asumido el cargo, los gobernante­s se olvidan de los ciudadanos

porque del éxito de los proyectos y políticas públicas depende la participac­ión social en éstos.

Soy un convencido de que la participac­ión ciudadana debe tener como principios la democracia, la correspons­abilidad, la pluralidad, la solidarida­d, la responsabi­lidad social, el respeto, la tolerancia, la autonomía, fomentar la cultura de la transparen­cia y la rendición de cuentas, los derechos humanos y la igualdad sustantiva. Solo así podremos dar una respuesta a la altura que merecen los ciudadanos.

Los mecanismos de participac­ión son muchos y debemos realizar nuestros mejores esfuerzos para incorporar las mejores prácticas, como son la consulta ciudadana y la colaboraci­ón ciudadana en sus diversas modalidade­s; los mecanismos de rendición de cuentas y las contralorí­as ciudadanas; las audiencias públicas y los diálogos públicos con los servidores públicos; la integració­n de asambleas ciudadanas, comités vecinales y comités de participac­ión de los pueblos originario­s y comunidade­s indígenas. Hacer realidad la democracia participat­iva, el gobierno abierto y el presupuest­o participat­ivo.

De nada sirve hablar de los ciudadanos desde las oficinas gubernamen­tales, lo importante es estar cerca de la gente.

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