Milenio Laguna

Encuentro en el arte. Francisco Toledo y Andrés Henestrosa

- MARÍA ISABEL SALDAÑA

El alma oaxaqueña los une. Una en donde el espíritu de compartir con el otro y con la comunidad prevalece al igual que la actitud de respetar la naturaleza y los diferentes modos de vida. Los

dos de sangre indígena, su primera lengua será el zapoteco; el castellano lo hablaran mucho mas tarde, en la adolescenc­ia. Y como Andrés lo dice “un día dije de las tehuanas y juchitecas que caminaban en verso, que su andar era la poesía del movimiento...”.

La obra de Francisco Toledo y de Andrés Henestrosa es “poesía en movimiento”. Uno en las artes plásticas y el otro en la literatura.

Se encuentran, se admiran. Uno escribe, el otropinta, tienenenco­múnelalmai­ndígena, esa que los mueve a crear una nueva realidad.

En1929Hene­strosavaae­scribir: Loshombres que dispersó la danza. En esta obra se reflejan los mitos, leyendas e historia oral de los zapotecas y su diáspora con la noticia que llegaban los españoles; unosprefir­ieronmorir, otrossedis­persaronya­lgunoscons­truyeronig­lesias. Yenestacos­mogoníaapa­recenelhom­bre, losanimale­s, las flores, los ríos, la selva y la historia que esta por venir.

En la hermosa edición de Carla Zarebska sobre Los hombres que dispersó la danza, Francisco Toledo va ilustrar el texto de

La simbiosis entre la literatura de Henestrosa y la pintura de Toledo

Henestrosa, con fotografía de Graciela Iturbe. Toledo el príncipe indígena, el hombre que con pasión por su tierra y en el corazón una utopía para cambiar la realidad. Su idea era forjar un lugar de oportunida­des para los oaxaqueños por medio de la educación. Y lo logró, fue el mecenas que luchó por el convento de Santo Domingo, la creación de la Casa de la Cultura de Juchitán, el Centro Fotográfic­o Manuel Álvarez Bravo, en Oaxaca, y del IAGO (Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca); Henestrosa por su parte ayudó a muchos jóvenes con becas y donó su biblioteca a la ciudad de Oaxaca que hoy lleva su nombre.

Regresando al libro de Henestrosa, nuestro príncipe Toledo desplegará todo su mundo pictórico: iguanas, lagartos, changos, insectos, selvas y mas. La simbiosis entre la literatura de Henestrosa y la pintura de Toledo se hacen presentes para darnos una obra de arte. Más mexicanos como ellos necesitamo­s en nuestro país, en cada estado, en cada ciudad. Amor a México y con eso nos sobra.

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