Milenio Laguna

La esencia de la nación

- ENRIQUE MARTÍNEZ Y MORALES emym@enriquemar­tinez.org.mx

Lasleyes son necesarias para que una comunidad pueda vivir y convivir en armonía. Establecer las reglas del juego es indispensa­ble para que una sociedad pueda prosperar y progresar.

Más allá de una cantidad óptima de normas sociales, lo más importante es la calidad de estas. En este sentido, no bastan las buenas intencione­s, sino pensar en todas las consecuenc­ias que una modificaci­ón legislativ­a pudiera tener.

¿Quién hubiese imaginado, por ejemplo, que la política de subsidiar a las madres solteras en Estados Unidos iba a fomentar una brutal disminució­n en la cantidad de matrimonio­s celebrados y un incremento en las uniones libres, con los consecuent­es problemas sociales generados por el debilitami­ento del tejido social?

Hace poco menos de una década, China anunció finalmente la abolición de una medida tan dañina como absurda: la política de “hijo único”, promovida desde 1979, con el objetivo de controlar el desbocado crecimient­o poblaciona­l del gigante asiático.

La reforma surtió efecto en su momento. La tasa de natalidad disminuyó considerab­lemente, pero el costo ha sido altísimo. Fueron más de 300 millones de abortos los registrado­s teniendo principalm­ente niñas como víctimas, lo que ha causado un desequilib­rio de género enorme en la juventud: varias depadecen de millones más de varones que mujeres en edad reproducti­va. La población está envejecien­do y la cantidad de personas en edad de trabajar, disminuyen­do, escenario nada halagüeño para un país en franco crecimient­o.

Las reformas constituci­onales en cuanto a la afectación de la propiedad privada efectuadas en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua fueron muy populares en su momento. Hoy tienen condenada a prácticame­nte toda la población a vivir en una lacerante miseria.

El 5 de febrero celebramos el aniversari­o de la promulgaci­ón de nuestra Carta Magna, la esencia de la nación, un texto que se ha venido adecuando a los tiempos después de más de un siglo de vigencia y que debemos seguir cuidando

vidas._ con celo, madurez e inteligenc­ia.

Hago votos porque nuestros legislador­es sean responsabl­es, aprendan de los errores ajenos y no vayan a tomar decisiones de las que nos arrepintam­os el resto de nuestras

Hago votos porque nuestros legislador­es sean responsabl­es

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