Los sentimientos dictan la realidad política para EU
Las emociones impulsan nuestras decisiones económicas y forma de votar, algo que se reflejará en el Supermartes, cuando el mayor número de estados celebrará elecciones primarias presidenciales
El Supermartes, el día en que el mayor número de estados de EU celebran primarias presidenciales, está a punto de llegar. Los resultados están cantados, Donald Trump y Joe Biden serán los ganadores, pero estas votaciones pueden ayudarnos a comprender mejor la brecha entre lo que muestran los datos, sobre todo los económicos, y lo que sienten los votantes.
Uno de los mayores misterios de esta temporada electoral es por qué Joe Biden no recibe más crédito por el auge de la economía estadunidense. El producto interno bruto subió, la inflación bajó y el mercado laboral difícilmente puede ser mejor. Y, sin embargo, la confianza de los consumidores sigue siendo baja, lo que probablemente se verá reflejado en las encuestas de salida de mañana, en las que no solo se estudia a qué candidatos eligieron los votantes, sino por qué.
Sospecho que esas encuestas nos dirán que los datos económicos y la experiencia que sienten los votantes chocan entre sí o, como mínimo, no están correlacionados de la forma que imaginamos.
Por ejemplo, la inflación. Sí, se está enfriando, aunque el desempleo sigue siendo bajo y los salarios suben; sin embargo, la gente no siente las cifras del índice de precios al consumidor. Sienten el impacto acumulado de cómo los precios de los comestibles, el alquiler, el gas, la electricidad y otras necesidades subieron más de 20 por ciento en los últimos dos o tres años.
Para la mayoría de los estadunidenses, la experiencia de inflación no es: “oye, las cosas están caras, pero los aumentos de precios están descendiendo y tengo más dinero en mi bolsillo”. Es ira. Como dice el encuestador Stan Greenberg: “Mi aprendizaje clave es que incluso cuando se sale de un periodo inflacionario, la gente permanece enojada durante mucho tiempo”.
Ese pesimismo persistente se agrava por el hecho de que los cam
bios económicos generacionales suelen dejar huella en las personas por el resto de sus vidas.
Pienso en mi abuela británica, enfermera en la Segunda Guerra Mundial, que usaba una bolsita de té varias veces. O, por el contrario, mis padres boomers, que se sienten cómodos teniendo una hipoteca ya con mucho tiempo desde su jubilación. Los sentimientos impulsan nuestras decisiones económicas y nuestra forma de votar.
Tengo la sospecha de que esta verdad no solo se va a reflejar en las percepciones de los precios, sino también en torno a la migración y la seguridad fronteriza. Por supuesto, los migrantes siempre han sido fundamentales para el éxito económico de Estados Unidos. Incluso hay nueva evidencia que sugiere que los trabajadores nacidos en el extranjero son una razón clave de por qué la inflación laboral no ha sido más alta.
“La política que adoptaron algunos estados para reubicar a los migrantes de la frontera sur a ciudades más grandes tal vez también tuvo el efecto (probablemente no buscado) de vincular a las personas con regiones donde tenían la capacidad de trabajar, aunque fuera de manera informal”.
Sin duda veo eso cuando recorro Nueva York. Sí, tenemos grandes problemas para alojar a los migrantes, pero también contamos con una enorme reserva de trabajadores informales que mantienen bajos los costos de los servicios en ámbitos como los restaurantes y la economía de los cuidados.
Los hechos del Supermartes son algo conocido. En lugar de eso, hay que estar atentos a los sentimientos y a lo que puedan decirnos sobre noviembre.