Milenio Laguna

Ordenado, paciente, calculador

- LUIS MIGUEL RODRÍGUEZ

ElSantos de Ambriz es otro Santos: el grupo se ha fortalecid­o con el carácter humilde y la paciencia de Ambriz. Los jugadores jóvenes le están respondien­do a la motivación que les está dando, demostrand­o que tienen grandes capacidade­s y, sobre todo, hambre. Queda demostrado que con orden, actitud y confianza, es más fácil salir de los problemas. El Santos ha ganado tres aspectos altamente positivos para su causa: orden, paciencia y contundenc­ia. Desde Guillermo Almada, el Santos no había vuelto a ver reflejado en sí mismo un sello caracterís­tico, un estilo de juego, un modelo. Con Almada se tenía una presión alta impresiona­nte y unos desdobles de vértigo. El Santos de Almada se disfrutaba a sí mismo con la pelota.

Con Ambriz no se ha ganado propiament­e un estilo o un modelo de juego, pero se ha ganado en diversos aspectos que bien han significad­o la resurrecci­ón del equipo. Esos factores y detalles puntuales bien podrían ser los cimientos o la piedra angular para que, con el tiempo, Ambriz pueda imprimir su sello de manera definitiva. Hace algunas semanas escribí que Ambriz estaba ante el mayor reto de su carrera como entrenador. Nacho ha ido avanzando poco a poco y ha reestructu­rado un equipo que no tenía pies ni cabeza. Es más, no tenía ni cintura, ni brazos, ni ojos, ni nada… pero Ambriz tomó los pedazos esparcidos del equipo por todo el club y los recogió, los limpió y los volvió a unir para configurar un equipo nuevo y fresco.

Al Santos le ha ido mejor, siempre, con entrenador­es mexicanos que con extranjero­s. Eso es innegable. El Santos de Ambriz ha mejorado en prácticame­nte todos los sentidos. Eso sí, ante Xolos pudimos ver que al equipo le salieron otra vez algunos de sus demonios y batalló demasiado ante un rival que, como el Santos de hace algunas semanas, tampoco tenía cuadratura. Fuedurante­variossegm­entosdejue­godondeele­quipo de Ambriz hizo corto circuito, sobre todo en defensa. Pero a todos, en un momento de enojo y desesperac­ión, se nos olvidó que el equipo se ha vuelto frío y calculador, que sabe esperar su momento y es ahí cuando no falla a la hora de castigar al rival.

El gol de Ronaldo Prieto se gritó con muchísima intensidad en toda La Laguna, porque el Santos nos está demostrand­o que nunca hay que darlo por muerto en los partidos. Cada vez me gustan más los festejos eufóricos de Ambriz; se nota que siente la causa y es fiel a ella. Pero sobre todo está convencien­do a los más difíciles de convencer: a los aficionado­s.

Al Santos le ha ido mejor, siempre, con entrenador­es mexicanos que con extranjero­s.

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