La hipocresía de China y su actual sistema comercial
La nación asiática sigue utilizando el proteccionismo, “las políticas y prácticas desleales para socavar la competencia”
La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. Es un patrón que parece relevante para los titulares de la semana pasada, incluida la reunión del líder chino Xi Jinping en Pekín con más de una docena de directores ejecutivos estadunidenses, en un intento de calmar sus preocupaciones sobre hacer negocios en el país.
Esta reunión se realizó cuando Estados Unidos y Reino Unido acababan de imponer sanciones a los piratas informáticos, a los que acusan de un largo esfuerzo con el patrocinio de China para insertar programas maliciosos en la red eléctrica y los sistemas de defensa estadunidenses. Y cuando China acaba de anunciar nuevas directrices para bloquear los chips de
AMD e Intel. También se produce cuando la preocupación mundial por el dumping de los vehículos eléctricos chinos está por las nubes. Y cuando Pekín acudió a la Organización Mundial de Comercio (OMC) para impugnar la emblemática Ley de Reducción de la Inflación de la administración Biden.
¿Hay alguien que no vea la hipocresía de China impugnando los créditos fiscales que apoyan a los productores estadunidenses de energía limpia por infringir las reglas de la OMC, cuando todo su modelo económico se beneficia de una doble moral en la que todos parecen aceptar sus propias políticas discriminatorias? La economía de China se basa en planes que establecen subsidios durante décadas y cercos proteccionistas para las industrias más estratégicas, incluidas energía limpia, telecomunicaciones e inteligencia artificial.
Este enorme problema se oculta a plena vista. La palabra “proteccionismo”
suele surgir solo cuando EU o Europa intentan imponer aranceles o subsidios para proteger sus propias industrias.
Y, sin embargo, cuando se trata de China, se entiende que el proteccionismo es el statuquo. El resto del mundo parece aceptar que éste es el punto de partida del capitalismo de Estado de China.
Bueno, aquí hay una noticia de última hora: sin una nueva estrategia, nada cambiará. Toda la naturaleza de la economía política de China va en contra de los supuestos de libre comercio de la OMC.
Esto lo pueden ver en la declaración que emitió la semana pasada la representante comercial de EU, Katherine Tai, al señalar que China “continúa utilizando políticas y prácticas desleales y no de mercado para socavar la competencia leal y perseguir el dominio de los fabricantes de la República Popular China” tanto en el mercado local como en el global.
¿Cómo llegamos a un lugar mejor? No en la OMC tal como existe ahora; se ha convertido en un centro de disputas tecnocráticas y posturas políticas para las audiencias nacionales. Me gusta la idea de empezar desde cero y reunir a un grupo central de grandes países con déficits y superávits para reconocer que necesitamos nuevas instituciones para resolver disputas.
Este no será un proceso sencillo, pero cada día hay más pruebas de que el viejo sistema no funciona. Alcanzamos los límites de un modelo en el que el capital barato buscaba mano de obra barata sin importar los costos. Esto trajo escasez de productos farmacéuticos, luchas interminables en la OMC y desconfianza en los gobiernos y líderes empresariales que se niegan a admitir lo obvio: tenemos que hacer algo diferente.