Valorar a los padres
Alolargo de la vida apreciamos a nuestros padres de maneras distintas. En un sentido muy general, al inicio de la vida literalmente no se puede vivir sin mamá. Luego, tan solo se requiere de cuidadores responsables que provean, más allá del alimento y abrigo, de la parte emocional y espiritual. En esta etapa ya no es privilegio de mamá, puede ser alguien que quiera entregar su tiempo, cariño y dedicación a un bebé.
Sin embargo, lo que comúnmente ocurre es que papá y mamá se convierten en héroe o heroína por su procuración. Con el paso del tiempo, mientras dure la adolescencia, estos héroes se vuelven una especie de “enemigos”.
Es hasta la etapa realmente adulta, casi siempre cuando nos convertimos en padres, que la perspectiva cambia y los apreciamos con ojos más maduros y, si bien no los justificamos, al menos comprendemos un poco mejor que con sus circunstancias y recursos hicieron lo que mejor pudieron; con ello podemos aquilatar para transformarnos en alguien mejor.
Para quienes tenemos la fortuna de verlos envejecer no sólo apreciamos con otra mirada, sino que nos convertimos en sus cuidadores y en algunos casos, en sus “padres”.
Entonces es posible detenernos a quitar todo juicio y ver lo que ellos vieron en nosotros cuando solamente por existir recibíamos: amor.
Aunque no todas las infancias son felices y actualmente parece dar miedo asumir la paternidad, unos toman decisiones con plena conciencia, pero sigue habiendo los que lo son por “accidente”, impulso e incluso hasta por desgracia. Aún ahí tenemos la capacidad para madurar y trascender las malas vivencias porque, hayan sido como hayan sido nuestros padres, a final de cuentas, sin ellos, no habríamos tenido la oportunidad de vivir y de transformarnos en la mejor versión de cada uno. Esa es nuestra responsabilidad.
Un día, no sabemos cuándo, papá y mamáyanoestarán,
descendencia._ soloquedarásusiembra y lo que hayamos alimentado más: la buena semilla o la cizaña de alrededor.
Aceptándolos con amor podremos lograr ser una mejor herencia para nuestra
Un día, no sabemos cuándo, papá y mamá ya no estarán