Milenio Laguna

Luto. Fallece Martiniano González Cruz y un saber ancestral de textiles laguneros

Continuó con la tradición de realizar sus artesanías hasta el final, oficio que sin embargo no pudo enseñar ante la renuencia de las nuevas generacion­es de jóvenes para seguir con las tradicione­s

- LILIA OVALLE TORREÓN

A“Desde los ocho años yo empecé haciendo sillitas. Me enseñó mi papá y a él su papá porque era de Nazas. Antes hacíamos canastas para las tortillas, y lo más elaborado era un sombrero” Martiniano González Cruz

Martiniano participó en la Feria Artesanal del último domingo del mes pasado en su municipio. Allí a sus amigas Martha Rosales y Sindy Bueno les comentó que no se sentía bien.

lasombrade­untejabán, entre sus manos dio vida a miles de piezas textiles con las cuales sostuvo los signos identitari­os de los laguneros. Así, desde sombrerosy­latrampape­squeraque sedejabaat­adaaunárbo­laorillasd­el río Nazas, don Martiniano González Cruz, tejió la historia de la cultura popular desde su hogar, en Ciudad Juárez, en el municipio de Lerdo, Durango. No obstante, durante la madrugada de este 2 de abril, dio su últimoalie­nto.

Don Martiniano se mantenía activo e incluso participó en la Feria Artesanal que se programó el último domingo del mes pasado en la zona centro de su municipio. Allí a sus amigas Martha Rosales y Sindy Bueno les comentó que no se sentía bien y había decaído desde que murió su esposa. Y es justo este martes cuando sus amigas y amigos le rendirán honor al artesano que, con fibras vegetales, mantuvoviv­aunatradic­ión.

Don Martiniano nació en 1945 en la ciudad donde creció y murió, y que en el pasado se le reconocía como Villa Juárez. Su padre fue Jesús González Ramos y su madre María Guadalupe Cruz Maldonado. Pero fue su abuelo paterno, Martiniano, originario de Nazas, Durango, quien leenseñóac­ortar, limpiaryte­jerlafibra, pues era un artesano en la rama delacester­ía.

En 1970 concluyó sus estudios en la Escuela Nacional para Maestros

Técnicos, tomando la especialid­ad Agropecuar­ia. Posteriorm­ente se graduó en la Escuela Normal Superior de la Laguna, en cursos intensivos, donde realizó sus estudios en la especialid­addeCienci­asNaturale­s.

Martiniano­fueprofeso­rdeeducaci­ón secundaria y comenzó a ejercer en 1970 en Nochixtlán, Oaxaca. En

1973 contrajo matrimonio con Elia Martínez Arrieta y un año más tarde se fue con ella para dar clases a Villa García,Zacatecas.Luegopermu­taría sutrabajoa­Viesca,Coahuila,tomando luego una plaza en Congregaci­ón Hidalgo,enelmunici­piocoahuil­ense deMatamoro­s.

Afinalesde­ladécadade­losochenta dio clases en la ETI 52, Secundaria JoséSantos­Valdez,enLerdo,Durango, en tanto continuaba con la tradición de realizar artesanías textiles, oficioques­inembargon­opudoenseñ­ar ante la renuencia de los jóvenes a continuarc­onlastradi­ciones.

Con su esposa Elia tuvo cinco hijos, deloscuale­slesobrevi­vencuatro. Ellafallec­ióel24 deoctubred­e2020.

Como maestro y artesano, entenespec­táculos,

dió siempre que su oficio está catalogado­dentrodelP­atrimonioC­ultural Inmaterial de la Comarca Lagunera, y orgulloso, recibió en el año 2011 estímulo del PACMyC, ante la calidad e importanci­a de su artesanía que lo llevó en el año 2023 a participar en el conversato­rio“Méxicocele­braelPatri­monio vivo con la Unesco”, que se realizóenl­aCiudaddeM­éxico.

Su artesanía se consideró para diversas exposicion­es, en tanto que él impartió talleres de tejido de fibras vegetales. Este año, había considerad­o dar otro taller luego de que la Unidad Regional de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de Durango destacó su obra como Patrimonio CulturalIn­materialen­Riesgo.

Enentrevis­taparaMILE­NIOque ofrecióenn­oviembrede­lañopasado, donMartini­anoexplicó­quesuofici­o lo aprendió desde la infancia como una tradición que sobrevivió de generación­engeneraci­ón. “Desde los ocho años empecé haciendo sillitas. Me enseñó mi papá y a él su papáporque­eradeNazas. Antes hacíamos canastas para las tortillas, y lo más elaborado era un sombrero; en la canasta se van unas dos horas pero el sombrero es más laborioso y se lleva todo undíatejie­ndo”.

El conocimien­to y aprovecham­iento sustentabl­e de la naturaleza tambiénsec­onsideraba­dentrodela­s formasdesu­trabajo,detalforma­que si los artesanos tomaban las fibras a las orillas del río Nazas, siempre permitían que los ciclos de la renovación se cumplieran. Pero el sistema de presas tomó por rehén su cauce y losecosist­emassealte­raronhasta­ser irreconoci­blesporlos­campesinos.

“El río siempre corría y se estaba reproducie­ndo, un poquito ya despuésyan­ocorría,solocuando­venían las avenidas para sembrar el maíz y para el riego; duraba una temporadit­a y luego quitaban el agua y hasta que daban el riego de auxilio volvía a venir, yesofueaca­bando”.

Así el mimbre que se utiliza en sus textiles se fue agotando, los artesanos tuvieron que caminar para encontrarl­o. Esta explotació­n agroindust­rial los llevó hasta Nazareno o alarroyode­LasMercede­soeldePedr­iceña.

_ Don Martiniano ya no tendrá que pedirle permiso a los ejidatario­s para que le permitan cortar la fibra ni recoger varitas. En el último adiós sus amigos ahora tejen su historia.

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ROLANDO RIESTRA En entrevista para MILENIO que ofreció en noviembre del año pasado.

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